sábado, 29 de septiembre de 2012

Capitulo 20


- Thomas, ¿al menos sabes dónde estamos?

- Eso creo.- se carcajeó.

- Quiero volver a la fiesta, por favor.- negó.

- Aquí será más divertido.

- ¡Quiero volver, Thomas!

- ¿No confías en mí?

- ¿Debería?- asintió. –Qué estúpido eres.

- Mira, llegamos.- apuntó. Era una casa pequeña, con las luces prendidas y la música rebotando por las ventanas. Había personas fumando afuera y otras que apenas alcanzaba a percibir dentro de la casa,

- ¿Otra fiesta?- dije fastidiado, mirándolo. Él me sonrió y asintió.

- Pero no es solo “otra fiesta”, es algo así como, de las mejores fiestas.

- Lo que dices no tiene sentido alguno, ¡volvamos!

- Bebemos y fumamos un poco, y después volvemos.

- No, Thomas.

- Oh, vamos, no pasará nada, te lo aseguro.

- He aprendido a creerte la mitad de las estupideces que dices.

- Mira, te prometo que si la fiesta empieza a tocarte los huevos nos vamos, aunque me tengas que llevar al auto a rastras. Lo prometo.

- Una promesa significa una mierda para ti.

- Esta vez no será así, sino, mira- me mostró las llaves de su auto y me tomó las manos, poniéndolas en ella. –Puedes irte tú y dejarme aquí solo, sin consciencia de lo que me puede pasar y de lo mal que me irá con Derek si no llegó a casa.- sonreí.

- Bueno, está bien.

[…]

- Mhh, mierda…- la cabeza me daba fuertes y dolorosas punzadas. Abrí los ojos y me encontré sobre una cama, cubierto con una cobija azul cuelo. Fruncí el ceño al razonar de quien era esa cama. -¿Thomas?

Abajo se escuchaban algunos gritos furiosos. De seguro eran de Tom y su padre. La cabeza me daba vueltas, ni siquiera sabía que mierda hacía en este lugar a estas horas de la mañana. La puerta se abrió sin cuidado y ahí lo vi, cargando un plato con cereales con leche y un vaso con jugo.

- Cómete esto, te bajará la cruda.- me pasó el plato y después tiró al suelo algunos objetos para que el vaso pudiera estar ahí. –Ni una palabra sobre la comida, no tengo algo más que darte; el hijo de puta de Derek se lo acabó.

- No te preocupes por eso…- dije metiéndome la cuchara a la boca. Después de tragar, hablé. –¿Me puedes decir que mierda hago aquí?, Recuerdo estar en esa fiestucha, pero después no logro recordar nada… por cierto, ¿quién te hizo esos golpes en la cara?

- Te metiste una buena cantidad de coca. Después me avisaron que peleabas con unos estúpidos y tratando de defenderte me soltaron un par de golpes en la cara.- bajé la mirada, avergonzado.

- ¿Por qué me defendías?

- Porque seguro tu mamá me mataría si se entera que su hijo murió a  golpes por mi culpa.

- Gracias…

- Te salvé el culo esta vez, pero a la próxima intenta no drogarte demasiado.

- Ni siquiera recuerdo todo con claridad.

- A veces es mejor dejarlo así.- asentí. Le di un trago al jugo, y traté de no devolverlo. Mierda que asco…estaba amargo, demasiado… -Algo huele mal…- dijo, deformando la cara con asco.

- ¿A qué te refieres?

- No sé, huele a mierda.- se frotó las manos, mirándome. -¿Las cobijas olían bien cuando dormiste?- preguntó con nerviosismo.

- Sí, bueno, incluso huelen bien. ¿Tu padre ha cambiado de opinión sobre lavarlas?- negó.

- Después de que cierta personita me dijo que era asqueroso dormir con esa peste, las lavo a mano cada semana.- sonrió. –Apenas voy aprendiendo, me tengo que enseñar solo ya que nunca tuvimos una madre que nos educara.

- ¿Tuvimos?- asintió. -¿tu padre y tú?

- Quizá nunca te lo conté, pero tengo un hermanastro.

- ¿De verdad?- asintió.

- Se llama Rony.

- Nunca me lo dijiste.

- A Rony me lo paso por las pelotas…

- Entonces no lo quieres.-reí. Él negó.

- Derek nunca lo ha obligado a hacer lo que yo hago, jamás le ha puesto la mano encima ni le ha maldecido. De los tres, creo que Rony es quien tiene una recamara preciosa. Derek lo sobrevalora demasiado en realidad… es que… él no es adoptado.

- ¿Has hablado con él sobre eso?- levantó las cejas con sarcasmo.

- Lo he hecho, pero me costó un brazo fracturado y quedarme sin vista de un ojo.

- ¿No ves con un ojo?- pregunté sorprendido. Él rió.

- veo un 53% con este ojo.- se apunto el izquierdo.

- ¿Puedo preguntarte algo?- asintió. -¿Por qué te adoptaron a ti?

- ¿No es obvio?- me encogí de hombros. –Necesitan dinero para su estúpido bienestar.

- Del dinero que ganas, ¿no te dan un centavo?

- Claro, me dan el dinero para ponerme en forma… ya sabes…insisto, algo apesta a mierda…

Se acercó a mí, olfateando todo cerca de la cama, hasta llegar al vaso vacío. Lo tomó en sus manos y metió la nariz; se sacó el vaso con fuerza, teniendo arcadas.

- ¡Qué asco!, ¿cómo pudiste beberte eso?... ¿por qué no me dijiste que sabía a mierda?, ¡eso está podrido, Bill!

- No sabía tan mal.- mentí.

- Derek es un hijo de puta…me dijo que estaban bien las frutas…

- ¿Tú lo has hecho?

- Sí… bueno, no me salen tan bien, pero sé que no fue mi culpa que esa naranja estuviera podrida..

- Deja de darle vueltas a eso, Thomas, está bien.- sacó una pequeña sonrisa. -¿Tú ya has desayunado?

- No.

- Bueno… podemos ir a desayunar a mi casa…

- No me digas que eso también esta malo.- dijo molesto.

- No, no, esta bueno, pero, no puedes quedarte sin desayunar.

- Estoy acostumbrado.

- Yo no estoy acostumbrado a que mis amigos pasen hambre.- me miró confundido.

- ¿amigo?, ahora me consideras un amigo.

- Bueno… yo sí.- sonreí. –Aparte no puedes negarme la invitación, tú me defendiste de una pelea.

- Eres muy extraño, pero bueno, acepto ir.- sonrió de lado. Me levanté de la cama.

- ¿No le avisas a tu papá?- negó.

- Claro que no.

- Pero puede golpearte.

- Me importa poco. Deja eso en la cama, después lo recojo yo.

- No, claro que no.

- ¡Que ahí lo dejes!- me gritó.

- Tranquilo…- lo dejé en la cama. Él sonrió.

Salimos de su casa, en su auto, y nos dirigimos a mi casa. Ni siquiera sabía cómo lo iba a tomar mamá, siempre iba a casa de Andy por mí, y ahora que no estaba, seguro que algunos azotes contra la pared al menos si me daría. Pero estaba con Thomas, el mismo imbécil al que comenzaba a agarrarle cariño de nuevo.