lunes, 18 de junio de 2012

capitulo 17


- ¿recuerdas el día en que lo viste?- rodee los ojos.

- tenía cuatro años, ¡¿cómo voy a acordarme?!- ella asintió.

- ¿puedes decirme como es ese William?- cerré mis ojos, aunque no era realmente necesario, sabía cómo era perfectamente.

- es igual que yo; tiene sus ojos completamente negros, su cara es tan blanca como la mía, pero tiene heridas sangrantes; su cabello es más largo que el mío; tiene una sonrisa asquerosa, me causa pánico.

- ¿él habla contigo?- asentí.

- sí, me grita siempre, cuando tengo miedo él empieza a reírse como un demonio.

- ¿tú mamá también lo veía?

- no, ella nunca me creía que había alguien ahí. Se preocupaba más por un puto bebé de mierda.

- ¿un bebé?, ¿estaba embarazada?

- no lo sé. Siempre lloraba, o despertaba gritando.

- ¿tienes hermanos, Bill?

- sí, sí tengo.

- ¿de verdad? Aquí dice que no tienes.

- ¡sí tengo, es Thomas!

- ¿Thomas?

- sí, él es mi hermano, William me lo dijo.

- está bien.- creí que todo esto había acabado, pero no era así; ella volvió a hablar. –Bill, ¿todo este tiempo has visto a William?- negué.

- lo había dejado de ver cuando mis papás se separaron. Thomas y yo fuimos a un campamento, el me engañó y me aventó a un río; me golpee en la cabeza…eso creo…y ahí lo volví a ver.

- ¿te golpeaste la cabeza?

- te dije que no sabía.

- bueno, quédate aquí un momento, ¿sí?, ahorita regreso.- asentí.

Dejé caer mi espalda en el respaldo del sillón. Cerré mis ojos, tenía demasiado sueño, ayer no había podido dormir bien; cuando saqué un suspiro ahí sentí una presencia a mi lado, creí que ella había llegado, pero no era ella, era ese William otra vez.

- ¡vete de aquí!

- ¿por qué, Bill?

- ¿por qué, qué?

- no tenías que decir la verdad, nadie puede saber que tú me ves. ¿Quieres quedarte aquí siempre?

El tiempo para contestarle era escaso; aun no sabía la respuesta, no sabía si quería quedarme aquí, en donde el mundo fuera de está lugar me era completamente indiferente, donde nadie me entendía y simplemente tenía que fingir ser alguien que no era.

Ella regreso con una sonrisa y se sentó frente a mí. William desapareció.

- acabo de verlo.

- ¿a William?- asentí. -¿qué te dijo?

- no me dijo nada importante. ¿Pero sabes algo?

- ¿qué?

- esta vez no sentí miedo.- sonreí.

- me alegro.- lamió sus labios y su sonrisa se agrando. -¿quieres que te diga algo?

- si eso quieres.

- tienes visitas.

- ¿visitas?- asintió. -¿quién es?

- Thomas.- mis ojos se abrieron, casi saliendo de sus orbitas.

- ¿de verdad?

- sí, vamos a tu habitación, ahí está él.

- ¡vamos ya!- me levanté del sillón y corrí, sin esperarla.

Después de todo, solo Thomas era capaz de hacer mis días menos agobiantes.

Bajé mi velocidad y entré a mi habitación, en donde él esperaba con una cara larga, parecía enojado, como si lo hubieran obligado a venir. Pero no te tomé mucha importancia, su presencia para mí era suficiente, no me importaba su estado de ánimo, solo quería su compañía. Las palabras sobraban.

- …Hola…- él me miro.

- ¿cómo estás, mariconcito loco?

- cansado, ¿y tú?

- también. Espero que me agradezcas estar aquí, me costó mucho que Derek me dejara venir a verte.

- pues sí, te lo agradezco.- asintió. –William me hizo cortarme otra vez.

- Ese William es un idiota, no deberías hacerle caso.

- ya lo sé, pero ella me dijo que aquí me ayudaría a alejarme de él.

- ¿ella?, ¿Ella quién?- guardé silencio, no sabía exactamente quién era, y no le había preguntado su nombre. –bueno, eso no importa.

- ¿has visto a mi mamá?

- la verdad es que sí. Un día me la topé en la universidad.

- ¿qué te dijo?

- después de cuestionarme más de una hora entera, me hizo acompañarla por tus cosas.

- ¿por mis cosas?, pero mis cosas deben ir ahí, ¿cómo quiere que estudie?

- creo que te sacará de la universidad. Supongo que pretende buenas cosas para tu futuro; quizá lejos de aquí.

- ¡Pero ni si quiera me lo ha preguntado!

- lo hace por tu bien.

- ¿¡por mi bien?!- asintió. -¿por qué te cuestionó?, me gustaría que fueras más descriptivo.

- por cosas estúpidas; por no entrar a clases y eso.

- ah…

- y también por ti.- lo miré con algo de impresión. –ella piensa que te lastiman en la universidad, que te excluyen.

- ¿por eso quiere sacarme?

- supongo. Cree que por culpa de la universidad estás aquí.

- pero eso no es verdad.

- tal vez sí.

- ¿qué?

- pienso que algo influye, eres raro y fue desde universidad. Antes no eras así.

- ¡tú no sabes, no me conoces, Thomas!

- te conozco lo suficiente para darme cuenta de que has cambiado demasiado.

- no me conoces, Thomas, ¿por qué vienes aquí? ¡Yo no quiero verte!

- ¿crees que yo quiero verte a ti? ¡Tú mamá me lo pidió! Ella te detesta tanto por hacerle eso a tu propio padre.

- ¡eres un puto mentiroso, mamá ni siquiera quiere a mi papá!

- le da miedo venir a verte.

- eso es diferente… vete…

- vengo a visitarte, ¿no quieres tener compañía?

- tengo mi propia compañía, no te necesito.

- bueno, entonces ya me voy.

- ¡pues vete!

- tal vez puedo quedarme más…- sonrió.

- no, ¡vete si no quieres que te mate!

- ya no puedes amenazarme con eso, ¡por eso estas aquí, por enfermo!

- ¡yo no estoy enfermo! ¡Lárgate!

- por favor, ¿nunca te prestas atención? Eres un enfermo, Bill, ¿recuerdas que quisiste matar a tu papá? ¡Lo perforaste solo porque te visitó!

- ¡vete de aquí, ya no quiero verte!

- empieza a llorar…llora, Bill…

- ¡VETE DE AQUÍ!- me levanté y lo empujé fuera de mi habitación. -¡muérete!

- ¡es divertido verte llorar, vamos, LLORA, BEBÉ!

Las lágrimas del coraje de me salieron, lo odiaba pero al mismo tiempo lo admiraba y…bueno, también lo quería, para que iba a mentir. Lo quería demasiado, como un perro callejero quiere al dueño que le dio un hogar permanente, así lo quería, lo admiraba tanto que podría llorar si algo malo le pasaba. Pero había un argumento contrario…él no me quería a mí.

- oh, el bebé empieza a llorar. Tranquilo, que lo loco se te puede quitar.

- ¡cállate, hijo de puta!- como un felino saqué mis uñas y le arañé la cara. Él tomo su mejilla y me miró enojado.

- ¡eres un imbécil!, ¡te aconsejo que no vuelvas a hacerme algo así otra vez si no quieres terminar agonizando en un callejón, violado por hombres ebrios!

- ¡vete, vete, vete, vete!- salió de ahí, sin despedirse, pero seamos sinceros, que él se despidiera era un milagro, él no lo haría conmigo nunca.

- ¿cómo te fue con tu visita, Bill?- dijo ella, llegando con comida en esa estúpida charola.

- ¡mal, me fue mal! ¡¿Por qué lo dejaste entrar?!

- tú me diste el permiso, me dijiste que querías verlo.

- no, yo no te dije… ¡lo odio, lo odio!

- ¿por qué lo odias?

- ¡por qué el no me quiere y yo he intentado ser comprensivo con él!

- tranquilízate, mejor come.

- no, no tengo hambre.

- solo tomate el agua.- asentí y tomé el vaso. –mañana tal vez vengan tus amigos. Llamaron hace unas horas.

- ¿enserio?- asintió.

Eran los únicos que me hacían felices…ahora sí pasaría un buen día.

miércoles, 6 de junio de 2012

capitulo 16


Son las 3:02 de la madrugada, por alguna estúpida razón no puedo conciliar el sueño, solo estoy tirado en mi cama, con todas las luces apagadas, esa era la regla: Después de las 11:00 PM, las luces tenían que estar apagadas. Miraba el techo, sintiendo las luces de los carros cuando pasaban y llenaban de luz por escasos segundos a mi recamara.

- caíste muy bajo, Bill.- me sobresalté al escuchar su voz, tan cerca de mí. Cerré mis ojos con fuerza, evitando el encontrármelo de nuevo cara a cara.

- ¡vete de aquí!

- ¿por qué?, ¿ya no quieres hablarme?

- ¡no, ya no quiero, lárgate de aquí!

- ¿Por qué no quieres hablar conmigo?

- ¡¿es que no te das cuenta?! ¡Por tu culpa vine a parar aquí!

- ¿mi culpa?

- ¡sí!- abrí mis ojos, dispuesto a encontrármelo. Él estaba sentado, mirándome con una sonrisa, y mis ansias por prender la luz se hacían más grandes al parar mi mirada en la suya, a esos grandes y negros ojos.

- yo no te obligué a nada.- lo miré con indiferencia.

- ¡me amenazabas! ¡¿Eso no es obligarme?!- negó.

- te amenacé con matar a Thomas, ¡no a tu papá!- empecé a llorar.

- ¡yo no le hice nada a mi papá!

- no, solamente lo apuñalaste y quizá muera, es cosa de nada.- dijo con sarcasmo.

- ¡estás loco!

- ¿puedes contestarme una pregunta?- asentí. -¿dime en dónde estás? ¡El loco eres tú, no yo!

- por tu culpa estoy aquí, ¡porque nadie te ve!

- porque yo soy listo y ágil, tu al parecer eres tan inocente y estúpido.

- ¡no soy estúpido!

- mereces un castigo.

- ¿qué?- limpié mis lágrimas.

- un castigo- rió tenebrosamente. -¡un castigo es lo que necesitas!

- ¿un castigo?, ¡¿no crees que ya me castigaron con esto?!

- no, un castigo verdadero.

- ¿c-cuál?

- ¡córtate esos flácidos bracitos!

- no, Thomas me dijo que no lo volviera a hacer.

- ¡córtatelos, esos brazos no merecen estar sanos! ¿No te das cuenta de que fueron ellos quienes apuñalaron a tu papá?

- ¡fuiste tú!- negó.

- ¡córtatelos!

- ¡no!

- ¡CORTATELOS!

- ¿con qué?- apuntó hacia el espejo. -¿con el espejo?- asintió. -¡estás loco!

- ¡rompe el espejo, Bill!

- ¡eres un loco, William, van a matarme!

- ¡TE DIGO QUE LO ROMPAS!- asentí y mire el espejo, en donde mi reflejo se hacía cada vez más grande hasta estar a mi tamaño norma.

- ¿cómo?

- con tu puño, ¿para qué crees que los tienes?

- me da miedo romperlo, ¿por qué no lo haces tú?

- yo no hice las cosas mal, FUISTE TÚ.- asentí y formé un puño con mis manos, dándole un golpe fuerte al espejo, haciendo que al quinto o sexto golpe, el espejo tronara con un estruendoso ruido. Sentí ardor en mi mano, pero no podía mirar cómo había quedado. -¡toma un vidrio y córtate!

- ya voy…- me incliné y agarré un vidrio del suelo, pero las luces del cuarto se encendieron.

- ¡CORTATE ANTES DE QUE VENGAN!

- ¡me van a ver!

- ¡CORTATE DE UNA VEZ, BILL, CORTATE!- encajé el vidrio en mi muñeca, una y otra vez. Después lo hice con la otra, pero de alguna forma no sentía dolor, y los gritos agudos de William me sordeaban por completo.

La puerta se abrió, y me detuve, dejando el vidrió penetrando mi muñeca. El miedo me recorrió el cuerpo y empecé a llorar al darme cuenta de lo que había hecho.

- ¿Qué fue lo que hiciste?- preguntó un enfermero completamente enojado.

- ¡yo no fui, fue William!- apretó sus sienes con fuerza y se acercó a mí.

- estas mal….- sacó el vidrio de mi piel y me tomo de la mano, haciéndome caminar fuera de mi habitación.

- ¿A dónde me llevas?, ¿me voy a mi casa?

- ¿crees que te dejaré ir a tu casa así?- bajé la mirada. –vamos a curarte.

[…]

Limpiaba mis heridas con algol y algodón. Lo miraba con seriedad, sin prestarle atención al horrible dolor en mis brazos.

- ¿no me crees?- él levantó la mirada hacia mí.

- ¿qué?

- te juro que fue Willliam…el me obligó a hacerlo, yo no quería.

- no, no te creo.

- ¡es en serio! ¡William me obligó!- no me contestó y siguió con mis brazos, poniéndoles vendas blancas.

- ahora ve a dormir, ¿sí? Mañana hay cosas que hacer.

- ¿cómo voy a dormir ahí? William me mira todas las noches, ¡¿Cómo voy a dormir ahí?!- pregunté con miedo.

- no hay ningún William, ¿sabes por qué?

- ¿por qué?

- porque William no existe.- lo miré enojado. –ahora vete a dormir, si no quieres que mañana te vaya mal.

- está bien, ya me voy.

- hey, no, espera, yo te llevaré.

- bueno…

[…]

- te traje tu comida.- dijo una mujer joven y realmente hermosa. Su piel era moreno claro y su cabello era largo y lacio, sus ojos eran grandísimos, de un color casi negro. Llevaba una charola de plástico con comida.

- gracias…pero no quiero…

- ¿por qué no? debes comer.

- no quiero.

- si no comes jamás saldrás de aquí.- la miré.

- ¿de verdad?- asintió. –Bueno, entonces sí quiero.- ella sonrió y puso la charola en mis piernas.

- ¿tú si me crees?

- ¿creer qué?

- que William existe…

- sí, yo te creo.-sonreí.

- ¡¿en serio?!

- sí.

- ¿entonces me puedo ir de aquí?

- no es la cuestión de creer para que puedas irte, necesitamos hacer que William desaparezca.

- ¿Qué desaparezca? ¿¡Para siempre?!

- sí, para siempre.

- ¿eso es posible?

- si tu quieres, todo es posible.

- ¡yo quiero que se vaya, por favor ayúdame!

- en eso vamos a trabajar hoy, solo termina de comer, ¿está bien?

- sí…- ella se levantó de la cama y salió de la habitación.

Quería que ese idiota se fuera de aquí, yo ya no quería verlo, nunca me dejaba hacer nada, ¡lo odiaba!... quería que desapareciera para siempre, quería que se esfumara y que nunca volviera a regresar.

[…]

- muy bien, Bill, siéntate aquí.- apuntó a un sillón negro.

- está bien…- me senté y la miré. Ella puso cosas extrañas en mis manos y después me miro seria.

- voy a hacerte preguntas, y tú tienes que contestármelas con la verdad.

- ajamm

- nosotros ya sabemos todo acerca de personas como William. Si nos mientes sabremos que es mentira.- me puse nervioso.

- está bien.

- bueno, empecemos.- asentí. -¿desde cuándo ves a William?

- eh… no lo sé…

- contesta.

- mmmh… desde los cuatro años…