- ¿recuerdas el día en que lo viste?- rodee los ojos.
- tenía cuatro años, ¡¿cómo voy a acordarme?!- ella
asintió.
- ¿puedes decirme como es ese William?- cerré mis ojos,
aunque no era realmente necesario, sabía cómo era perfectamente.
- es igual que yo; tiene sus ojos completamente negros,
su cara es tan blanca como la mía, pero tiene heridas sangrantes; su cabello es
más largo que el mío; tiene una sonrisa asquerosa, me causa pánico.
- ¿él habla contigo?- asentí.
- sí, me grita siempre, cuando tengo miedo él empieza a
reírse como un demonio.
- ¿tú mamá también lo veía?
- no, ella nunca me creía que había alguien ahí. Se
preocupaba más por un puto bebé de mierda.
- ¿un bebé?, ¿estaba embarazada?
- no lo sé. Siempre lloraba, o despertaba gritando.
- ¿tienes hermanos, Bill?
- sí, sí tengo.
- ¿de verdad? Aquí dice que no tienes.
- ¡sí tengo, es Thomas!
- ¿Thomas?
- sí, él es mi hermano, William me lo dijo.
- está bien.- creí que todo esto había acabado, pero no
era así; ella volvió a hablar. –Bill, ¿todo este tiempo has visto a William?-
negué.
- lo había dejado de ver cuando mis papás se separaron.
Thomas y yo fuimos a un campamento, el me engañó y me aventó a un río; me
golpee en la cabeza…eso creo…y ahí lo volví a ver.
- ¿te golpeaste la cabeza?
- te dije que no sabía.
- bueno, quédate aquí un momento, ¿sí?, ahorita regreso.-
asentí.
Dejé caer mi espalda en el respaldo del sillón. Cerré mis
ojos, tenía demasiado sueño, ayer no había podido dormir bien; cuando saqué un
suspiro ahí sentí una presencia a mi lado, creí que ella había llegado, pero no
era ella, era ese William otra vez.
- ¡vete de aquí!
- ¿por qué, Bill?
- ¿por qué, qué?
- no tenías que decir la verdad, nadie puede saber que tú
me ves. ¿Quieres quedarte aquí siempre?
El tiempo para contestarle era escaso; aun no sabía la
respuesta, no sabía si quería quedarme aquí, en donde el mundo fuera de está
lugar me era completamente indiferente, donde nadie me entendía y simplemente
tenía que fingir ser alguien que no era.
Ella regreso con una sonrisa y se sentó frente a mí.
William desapareció.
- acabo de verlo.
- ¿a William?- asentí. -¿qué te dijo?
- no me dijo nada importante. ¿Pero sabes algo?
- ¿qué?
- esta vez no sentí miedo.- sonreí.
- me alegro.- lamió sus labios y su sonrisa se agrando.
-¿quieres que te diga algo?
- si eso quieres.
- tienes visitas.
- ¿visitas?- asintió. -¿quién es?
- Thomas.- mis ojos se abrieron, casi saliendo de sus
orbitas.
- ¿de verdad?
- sí, vamos a tu habitación, ahí está él.
- ¡vamos ya!- me levanté del sillón y corrí, sin esperarla.
Después de todo, solo Thomas era capaz de hacer mis días
menos agobiantes.
Bajé mi velocidad y entré a mi habitación, en donde él
esperaba con una cara larga, parecía enojado, como si lo hubieran obligado a
venir. Pero no te tomé mucha importancia, su presencia para mí era suficiente,
no me importaba su estado de ánimo, solo quería su compañía. Las palabras
sobraban.
- …Hola…- él me miro.
- ¿cómo estás, mariconcito loco?
- cansado, ¿y tú?
- también. Espero que me agradezcas estar aquí, me costó
mucho que Derek me dejara venir a verte.
- pues sí, te lo agradezco.- asintió. –William me hizo
cortarme otra vez.
- Ese William es un idiota, no deberías hacerle caso.
- ya lo sé, pero ella me dijo que aquí me ayudaría a
alejarme de él.
- ¿ella?, ¿Ella quién?- guardé silencio, no sabía
exactamente quién era, y no le había preguntado su nombre. –bueno, eso no
importa.
- ¿has visto a mi mamá?
- la verdad es que sí. Un día me la topé en la
universidad.
- ¿qué te dijo?
- después de cuestionarme más de una hora entera, me hizo
acompañarla por tus cosas.
- ¿por mis cosas?, pero mis cosas deben ir ahí, ¿cómo
quiere que estudie?
- creo que te sacará de la universidad. Supongo que
pretende buenas cosas para tu futuro; quizá lejos de aquí.
- ¡Pero ni si quiera me lo ha preguntado!
- lo hace por tu bien.
- ¿¡por mi bien?!- asintió. -¿por qué te cuestionó?, me
gustaría que fueras más descriptivo.
- por cosas estúpidas; por no entrar a clases y eso.
- ah…
- y también por ti.- lo miré con algo de impresión. –ella
piensa que te lastiman en la universidad, que te excluyen.
- ¿por eso quiere sacarme?
- supongo. Cree que por culpa de la universidad estás
aquí.
- pero eso no es verdad.
- tal vez sí.
- ¿qué?
- pienso que algo influye, eres raro y fue desde
universidad. Antes no eras así.
- ¡tú no sabes, no me conoces, Thomas!
- te conozco lo suficiente para darme cuenta de que has
cambiado demasiado.
- no me conoces, Thomas, ¿por qué vienes aquí? ¡Yo no
quiero verte!
- ¿crees que yo quiero verte a ti? ¡Tú mamá me lo pidió! Ella
te detesta tanto por hacerle eso a tu propio padre.
- ¡eres un puto mentiroso, mamá ni siquiera quiere a mi
papá!
- le da miedo venir a verte.
- eso es diferente… vete…
- vengo a visitarte, ¿no quieres tener compañía?
- tengo mi propia compañía, no te necesito.
- bueno, entonces ya me voy.
- ¡pues vete!
- tal vez puedo quedarme más…- sonrió.
- no, ¡vete si no quieres que te mate!
- ya no puedes amenazarme con eso, ¡por eso estas aquí,
por enfermo!
- ¡yo no estoy enfermo! ¡Lárgate!
- por favor, ¿nunca te prestas atención? Eres un enfermo,
Bill, ¿recuerdas que quisiste matar a tu papá? ¡Lo perforaste solo porque te
visitó!
- ¡vete de aquí, ya no quiero verte!
- empieza a llorar…llora, Bill…
- ¡VETE DE AQUÍ!- me levanté y lo empujé fuera de mi
habitación. -¡muérete!
- ¡es divertido verte llorar, vamos, LLORA, BEBÉ!
Las lágrimas del coraje de me salieron, lo odiaba pero al
mismo tiempo lo admiraba y…bueno, también lo quería, para que iba a mentir. Lo quería
demasiado, como un perro callejero quiere al dueño que le dio un hogar
permanente, así lo quería, lo admiraba tanto que podría llorar si algo malo le
pasaba. Pero había un argumento contrario…él no me quería a mí.
- oh, el bebé empieza a llorar. Tranquilo, que lo loco se
te puede quitar.
- ¡cállate, hijo de puta!- como un felino saqué mis uñas
y le arañé la cara. Él tomo su mejilla y me miró enojado.
- ¡eres un imbécil!, ¡te aconsejo que no vuelvas a
hacerme algo así otra vez si no quieres terminar agonizando en un callejón,
violado por hombres ebrios!
- ¡vete, vete, vete, vete!- salió de ahí, sin despedirse,
pero seamos sinceros, que él se despidiera era un milagro, él no lo haría
conmigo nunca.
- ¿cómo te fue con tu visita, Bill?- dijo ella, llegando
con comida en esa estúpida charola.
- ¡mal, me fue mal! ¡¿Por qué lo dejaste entrar?!
- tú me diste el permiso, me dijiste que querías verlo.
- no, yo no te dije… ¡lo odio, lo odio!
- ¿por qué lo odias?
- ¡por qué el no me quiere y yo he intentado ser
comprensivo con él!
- tranquilízate, mejor come.
- no, no tengo hambre.
- solo tomate el agua.- asentí y tomé el vaso. –mañana tal
vez vengan tus amigos. Llamaron hace unas horas.
- ¿enserio?- asintió.
Eran los únicos que me hacían felices…ahora sí pasaría un
buen día.
Awwwwww..... ese bebe mio :'( pobresitillo es una monagillo jajajajja
ResponderEliminarSIGUELA LENTEJUELA!