Flash back
Con mis libros en las manos, dirigiéndome a mi
casillero, caminaba con Gustav y Andreas. Claro, iba pensando en él, en lo que
había hecho hace unas horas –que fue retar a una maestra por sus bajas
calificaciones.-
- hey, Bill.- sentí un empujoncito en mi hombro.
Era Gustav, que negaba, desaprobando mi comportamiento. – de nuevo estás pensando en él, ¿cierto?-
baje la mirada, pues claro, era lo único que hacía, en lo único que me
interesaba.
- vamos, tonto, al menos atrévete a hablarle.-
dijo el rubio, invitándome a que me acercara a él con la mirada. Rápidamente mire a
mi lado, y ahí me lo encontré, acercándose a los casilleros rodeado de mujeres sonrientes.
- no me jodas, rubio, ¡no le hablaría!, al parecer
una persona como yo no es una opción para alguien como él.
- por favor, son como el pan y la mantequilla.
- ¡Que asco!- dejé salir una arcada fingida, odiaba
la mantequilla. Andreas comenzó a reír.
- bueno, me entendiste, maricón.- sonreí.
Busqué mis llaves dentro de mis pantalones y los gritos agudos me sordearon por
completo. De un segundo a otro, sin saber la razón o el motivo, me encontré en
el suelo, con mis libros tirados, algunos abiertos, unos cayeron cerrados.
- …no puede ser…- susurró una de ellas, después
de eso , los susurros empezaron a ser más fuertes. Me acuclille y tome mis libros
cerrándolos, pero una rasposa fricción me hizo soltarlos de nuevo.
Y ahí miré esos ojos, esas pestañas
tan grandes y…bueno, realmente vi a Thomas. Aparto su mirada de la mía y
recogió mis libros, después se levantó del suelo y me tendió su mano. Los
grititos de las que se encontraban a nuestro alrededor comenzaron a
crecer. Lo dude. Pero al final tomé su mano y me levante del
suelo.
Y fue ahí, en este preciso momento, en este
preciso segundo cuando nuestras miradas se cruzaron por un minuto entero.
Parecía que lo conocía desde hace tanto, como si fuéramos amigos de toda la
vida, pero que no, esto era tan estúpido que no lo creía, ni siquiera la idea
de pensarlo era coherente.
- …gracias…- él negó, lamiendo sus labios,
llevando su lengua hasta su perforación.
- no, siento haberte tirado, niño.- sonrió y
paso mis libros a mis manos. -¿este es tu casillero?- asentí muchas veces,
con los nervios consumiendo mi cuerpo.
- …si…- él sonrió y tocó las calcomanías que tenía
en el.
- ¿te gusta la música pesada?
- bueno…si…
- espero no tengas satanismo ahí adentro, mi
casillero está a un lado del tuyo.- quito su mirada de la mía y abrió
su casillero, sin prestarme más atención. Después se fue, sin despedirse, pero
claro sabía que no lo haría.
- ¡no puede ser, Bill! ¡Pero qué nervioso estabas!
- cállense, idiotas… ¡ustedes lo predijeron!-
ellos se empezaron a reír fuertemente.
Guarde mis libros en mi casillero y camine
a mi casa.
Flash now
Nunca me lo volví a topar otra vez, nunca hemos
vuelto a hablar durante seis meses, pero eso sí, la ansiedad por investigar de
él más a fondo, no me dejaba dormir. Soñaba con él, a veces sentía que estaba
cerca de mí, pero nunca volví a experimentar eso, hasta que lo vi y escuché
llorando como un bebé.
Fue cuando me di cuenta que no era el hombre
perfecto, fue cuando me di cuenta de que toda su actitud “extraordinaria”, no
era nada más que un juego, una mentira, porque él si tenía sentimientos. Y eso
era más claro que el vidrio, pero me di cuenta de que él solo los guardaba para
seguir con su imagen de "niño malo."
Flash back
Levante mi mano y en menos de un segundo, la
profesora me miro y sonrió.
- ¿si, Bill?
- ehh, ¿puedo ir al baño?- la maestra asintió y
agradeciendo con la mirada, me levante de mi asiento.
- vas a buscar a Thomas, ¿verdad?- dijo Gustav.
- no, no…en serio no. ahorita vengo.- él asintió y
camine a la puerta rápidamente.
Al llegar al baño, desabroche mi bragueta
apresurado, antes de llegar al mingitorio. comencé a orinar pero escuché un pequeño ruido a mi lado.
- snif…snif…- me voltee, y dio la puta casualidad
de quien emitía esos ruidos, era Thomas.
- ¡oh, mierda!- si acaso no hubiera terminado de
orinar, habría chorreado todo el piso, pero fue como si mi vejiga se detuviera.
Abroché mis pantalones y lave mis manos.
- …ahh…- suspiró.- lo miré, él ya se
levantaba, como si sintiera vergüenza estando conmigo.
- ¿te pasa algo? – pregunté, mientras me
acercaba a él. – nunca te había visto así, ¿Qué te pasa?
- nunca me vez así porque tú y yo no nos
conocemos, ¿está claro?, ¡déjame solo!- ahora, el avergonzado fui yo, pero no
por completo, pues en sus ojos sabía que lo decía para evadir.
- pues, si, si nos conocemos, estamos juntos en
el salón y juntos en los casilleros.- el secó sus lagrimas y me miro
enojado.
- pues será que tú me admiras, yo jamás te he
visto, niño. Al menos que me estés espiando.- mi cuerpo se retorció, creyendo
que de alguna forma el supiera lo que me tenía entre las manos con él.
- bueno, si acaso te admiré en algún momento como tú dices, creo que ahora ya no te admiraría, “niño”.- fingí su tono de voz.
- ¿ahora las personas no pueden mostrar sus
sentimientos?
- yo no dije eso, y no los estás mostrando, los
estas ocultando.- sonreí. –sé que es solo para mantener tu estatus, pero eso
está mal.
- por favor, no le digas a nadie, te
compensaré si guardas esto ¿está bien?
- no, yo no necesito nada de eso, pero si quieres.
Lo guardo. Tu sigue siendo el chico perfecto de la universidad.- salí del baño.
Flash now
tal vez estuvo mal no pedir una recompensa en ese
momento, pero la habría guardado para salir algún día, para conocerlo más a
fondo. Y esa recompensa la aprovecharía hoy, último día para salir a unas
vacaciones de dos semanas.
- ¿estás seguro de que irás con él, Bill? parece
una persona desagradable.
- ya lo sé, no entiendo cómo puede gustarte una
persona como él.
- oh vamos, no seas idiota ¡no me gusta!, me
interesa.
- han salido a la luz los rumores de tu
homosexualidad, Bill, todos creen que estas enamorado de Thomas.
- ¡el mismo Thomas lo sabe!
- que digan lo que quieran, ellos no pueden
convertirme en algo que no soy.- sonreí. –y mucho menos ese Thomas, yo solo
quiero saber algo de él.
- ¿por qué Thomas? Es algo extraño.- Gustav se
acercó a mí y susurró. –Dicen que en su casa, su papá lo golpea y lo obliga a
prostituirse para ganar dinero.- reí.
- bueno, hasta no oír algo de eso de los
labios de Thomas, creo que no voy a creer nada. Aparte, no lo quiero para amigo
y mucho menos como novio, solo estoy interesado en él.
- ¿por qué?- dijo el rubio, desesperado.
- en todo el tiempo que llevo en la universidad
y la secundaria, no vi a un tipo como él. Es como…especial…de alguna forma me
siento identificado con él.
- ¡oh, reacciona, Bill! ¡Son polos opuestos, son
como el ying y el yang!- grito Gustav.
- el ying y el yang es la perfectísima respuesta del
dicho: “Los opuestos se atraen”.- guardé mis libros y después lo miré. –Y hace
muchos meses me dijiste que éramos como pan y mantequilla.- lo miré con asco.
- hay, Bill, eres tan idiota. No entiendo como
sigo siendo tu amigo.- dijo Andreas. Yo reía.
- ¡Míralo, ahí viene!- grité.
- sí, sí, te ves hermoso, no hay nada porque
preocuparse.- se carcajeó Gustav. Tal vez si comenzaba a actuar como si Thomas
fuera mi amor platónico. Pero la verdad era que ni siquiera se me hacía guapo.
Solo interesante.
Se acercó junto a Georg, que me miro como si fuera uno de los muchos admiradores de su amigo y de él. Espere a que
terminara de guardar sus libros y después le agarré el brazo. Él me miro,
serio.
- ¿qué, que quieres tu ahora?- dijo enojado.
- ¿recuerdas que me debes algo?- negó. –Cuándo
nos encontramos en el baño.- pareció recordarlo y asintió con la cabeza.
- me habías dicho que no la necesitabas.
- bueno, creo que puedes compensarlo hoy, ¿no
crees?- me miró y negó.
- ¿es una amenaza?
- ehh, algo así.
- hijo de puta.- sonreí triunfante.
- bien, vamos a tomar algo, puedo a las 5:30.
- ¿Quién te dijo que aceptaré ir contigo?
- bueno, no soy muy bueno guardando secretos.-
me crucé de brazos. Él rodeo los ojos.
- ¡bien!, ¿me darás tu dirección o te doy la
mía?
- bueno, tengo un auto, veo que tú no lo tienes,
¿puedo pasar yo por ti?
- bien, ¡llega puntual, niño!- asentí. Él tendió
su mano, la mire con confusión. -¡dame tu celular!- se lo pasé y el, como un
experto en eso, apuntó su dirección.
- bueno, ahora tengo que irme.- Gustav y Andy
caminaron a mi lado, Andreas tomo mis hombros.
- no conocía esa parte tuya, eh.
- bueno, quiero conocer algo más de él.
- ¿estás seguro que no empiezas a enamorarte?
- claro que no.- sonreí.
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