Regresamos de nuevo, fuimos al “área de castigo”, me dejé caer de rodillas al pasto y él me
imitó. Debía ocultar esa sonrisa estúpida que me salía por los nervios de
volver a estar solo con él. Empecé a jugar con él pasto, picándolo con una ramita.
- que aburrido es estar aquí.- levanté la mirada y lo vi
acostarse en el pasto, cerrando los ojos. No contesté. –habríamos podido jugar y ganar.
- si no te hubieras molestado por que no estaba jugando,
pudiste seguir jugando.- me miro con cara indiferente.
- te quejas porque no quieres estar solo, y lo primero
que me dices es que te deje solo, ¿Quién te entiende?
- no me refería a eso, quiero decir que desde antes me
habías dejado solo, no te impidió hacer de todo sin mí, y te quejas porque no
quería jugar.
- pero que mierda. Eres tan maricón.
- y tu tan imbécil.
- hey, cálmate, yo no te he dicho nada malo.- lo miré
enojado.
- lo siento…- el sonrió. –odio este lugar, Thomas… no me
he dado un baño en días.
- y no te lo darás por todo lo que nos queda.
- ¡qué asco!
- ¿qué, eres tan delicado que no podrías quedarte dos
semanas sin baño?- baje la mirada.
- …no…
- eres tan sensible, nunca conocí alguien como tú.
- eres más sensible que yo, pero tú lo ocultas.
- ¿Por qué dices eso?
- porque yo te he visto, Thomas. No te escondas tras esa
imagen de valiente.
- yo no escondo nada de nadie, deberías seguir tu consejo
y no esconderte tras todo ese maquillaje y esas perforaciones.
- yo no me escondo, ¡así soy yo!
- no es cierto.
- si es cierto.
- ¡no!
- ¡sí, tú no sabes nada de mí!
- buen punto.- sonreí. –pero estamos castigados.
- ¿y eso qué?
- puedes decirme cosas de ti.
- ¿cosas de mi? Pff, tú no quieres saber nada de mí.
- ¿y tú que sabes?
- bueno, ¿Qué quieres saber de mí?
- emm, ¿cuándo empezaste a maquillarte?
- desde los 13.
- ¿por qué?
- mis papás siempre lloraban.
- ¿lloraban?- asentí. -¿por qué?
- no lo sé, lloraban desde que era más pequeño y a veces
policías llegaban a mi casa, con fotografías.
Flash back
- ya deja de llorar, Simone, lo encontrarán.
- ¡¿cómo vamos a saber si está vivo?!
- debes creer, él va a estar bien, no te pongas así.
- ahora estaría con nosotros…
- ¿Quién, mami?-
pregunte, sin importarme que estuviera llorando. Ella sonrió y me cargó
en sus piernas.
- nadie, Bill.
- ¿entonces por qué lloras?- limpió sus lágrimas y
sonrió.
- eres muy pequeño para entenderlo, ¿sí?- negué.
- no, ¡tengo ocho años, ya soy grande!
- Bill, por favor…- la puerta se abrió, interrumpiendo. Papá
entró frente a dos policías altos; se sentaron en la sala y saludaron a mamá.
- buenos días, señora Trümper.
- …buenos días… ¿encontraron algo?- asintió.
- encontramos dos niños, ambos nacieron el 1/09/89. ¿Le
gustaría mirar las fotografías?- ella asintió, pero me miro.
- Bill, ¿por qué no subes a tu recamara?
- no, yo quiero ver las fotos.- mi mamá negó y me bajo de
sus piernas.
- por favor, Bill, sube a jugar ¿sí?
- hay… pero…
- ¡Bill, por favor!- gritó papá. Asentí sin opción y
subí, pero me quede en el barandal de la escalera, escuchando lo que decían.
- ¿Cómo sabremos si es él?
- me dijo que eran gemelos, tendría usted que ir a verlos
por usted misma.
- ¿y sabré que es mi bebé?
- tal vez, solo lleve una fotografía de su hijo, o a su
hijo mismo, algo con lo que pueda identificarlo.
- está bien.- bajé las escaleras rápidamente.
- ¡¿Quién se perdió, papi!?
- ¡Bill, te dije que subieras a tu habitación!
- si subí… ¿quién
se perdió? ¡Yo quiero ir!
- no puedes ir tú, Bill, ¡quédate aquí, le llamaré a tu
niñera!
- ¡no, quiero ir contigo!
- ¿por qué no quieres llevarme?
- esto no es para niños tan pequeños como tú.
- ¿a quién buscan? El policía dijo que yo los acompañara.
- ¡pero no vas a ir tú!
Flash now
- ¿y a quien buscaban? ¿Algún familiar tuyo?
- no sé. Siempre que le preguntaba a mi mamá evadía el
tema; decidí no volver a preguntar.
- ¿y por eso empezaste a maquillarte?- asentí.
- en parte. Mis papás se separaron gracias a que mamá
eran muy paranoica y siempre discutían, me sentí triste, y más porque mamá no
dejaba de decir algo sobre un bebé. Creí que estaba embarazada o algo parecido,
pero de pronto dejó de prestarme atención por
ese “bebé” inexistente.
- ¿lo hiciste para llamar la atención?
- se podría decir que al principio lo hice por eso, pero
después empezó a gustarme y así lo dejé.
- ¿tuviste problemas con la aceptación en la escuela?
- si, por unos años, pero después Andy y Gustav me
aceptaron.
- mis papás también peleaban según Derek. Decía que mi
mamá era una mentirosa y que nunca le ayudaba en nada. Querían separarse.
- ¿nunca tuviste ganas de tener un hermano?
- tal vez uno más grande que yo. Así papá no me pondría a
prostituirme y a él si.- empezó a reírse. –pero, ya hablando enserio, creo que
estoy bien solo, me falta compañía, pero no tengo apuro con eso.
- deberías hablar con tu papá seriamente.
- nunca me escucha, Bill, ya no me interesa lo que hago,
me acostumbré.
- o al menos deberías irte de tu casa.
- ¿¡y a donde mierda me voy!? Decirlo suena fácil, pero
dime a donde me iría, como me ganaría la vida. Con papá al menos puedo comer.
- te equivocas, él come a costa tuya, por tu cuerpo él
puede comer, ¡no le des el gusto de que acabe con tu vida para ganarse él la
suya!
- ¡te dije que no es fácil! Y si no me he ido de la casa,
¿no crees que sea porque no quiero?
- no, porque tu si quieres irte, ¡me dijiste que tu papá
te amenazaba!
- mierda, mierda, ¡MIERDA, BILL, MIERDA!- lo mire
confundido.
- … ¿q-que?
- ¡siempre arruinas nuestras pláticas! ¿¡Cómo logras
hacerlo tan pronto!? ¡Me desesperas!
- perdóname, Thomas.- el negó. Camino lejos de mí. Me levanté
del pasto y fui tras él, me miró y sonrió. -¿A dónde vas?
- me escaparé.
- ¿te escaparás?- asintió. -¿A dónde irás?
- no lo sé, no quiero estar castigado aquí, sin hacer
nada durante el día.
- ¿puedo acompañarte?- alzó los hombros.
- si quieres.- sonreí y corrí tras él.
- Thomas, siento que de alguna forma no me quieres cerca
de ti.- me miro.
- no es verdad. Me da exactamente igual en donde estés.
- Georg… ¿Georg sabe que te vendes?
- ¿estás loco? El único que lo sabe eres tú, y solo
porque me has visto.
- a veces eres extraño.
- el extraño eres tú, tienes comportamientos raros.
- no es cierto.
- ¿y cuando nos perdimos?
- tú no sabes porque me pongo así.
- de acuerdo…- rodeo los ojos y camino más a dentro del
bosque.
- Thomas, no me dejes solo.- me miro raramente con una
cara de asco.
- ¿qué te pasa? ¿Te sientes mal?
- no, me da miedo el bosque.
- ah… ¡mira por allá!- señaló con una sonrisa.
- ¡¿qué es?!
- ven vamos.- me tomo de la mano, haciéndome temblar de emoción.
Corrió tan rápido, aun con mi mano en la suya, hasta que llegamos a ese lugar:
un río grande que emitía un sonido hermoso, en donde el sol alumbraba como si
fuera el mismo paraíso.
Nos sentamos a la orilla del río, observando cada cosa
que había. Thomas saco un suspiro, lo mire que sonreía.
- qué lindo es.- dijo.
- ya lo sé.
- oh, no puedo creerlo ¡EL GRAN THOMAS NO ES MÁS QUE UN
MARICÓN!- él se levantó del pasto, separándose de mí. Habían dos hombres, uno
con una cachucha roja y el otro con el cabello negro y corto.
- Dios mío, con razón siempre estabas con él, ¡eran
novios!- me levanté del pasto también y me acerqué a ese idiota.
- ¡no somos ni siquiera amigos!- gritó Thomas. –yo no sé
quién, solo quiso venir conmigo, no lo conozco.
- ¡si, si me conoces, Thomas!- grité.
- ¡no, yo no te conozco!
- ¡si me conoces, no mientas, Thomas, NO MIENTAS!
- dejen al novio histérico.- dijo él de la cachucha.
- ¡no soy su novio, somos amigos!- Thomas me miro.
- ¡NO, NO SOMOS AMIGOS!
Me quedé en silencio, los tres empezaron a reír, se
acercaron a mí con brusquedad, haciéndome retroceder unos pasos. Mi cuerpo se
llenó de miedo y ansiedad, estábamos solos, en donde seguro nadie nos
escucharía si se atrevían a tocarme y herirme.
- ¡bastardo!- le grité. -¡TODO ESTO LO PLANEASTE!- Thomas
sonrió, como si solo con mirarme habría ganado esta estúpida batalla, pero no.
- y si lo planee no te importa, ¿querías que esto fuera
divertido? ¡Para mí sí lo está siendo!
- ¡¿Por qué lo haces, idiota?!- se acercó un paso más a
mí, el mismo que me digne a retroceder. -¡Déjame! ¡No te acerques a mí!
- era lo que querías, ¿no?, ¡TU MISMO TE LO BUSCASTE!
- ¡yo creí que te ayudaba!- mis lágrimas empezaron a
salir por mis ojos, decepcionado por los dos… pero aun más por él. –Tuve que
hacerle caso a Andreas, ¡jamás a ti!- apresó mis muñecas. -¡suéltame!
- debiste hacerle caso a tus amigos, sí. ¿Pero qué fue lo
que hiciste? Preferiste irte por el camino difícil, el camino del que no te
será fácil salir, ¡porque quien se mete conmigo y mi vida, le es muy difícil salir
de ella! preferiste escuchar a un completo extraño ¡y hasta confiar en él! ¿Nunca
te dijeron que no te juntaras con extraños?- me apretó más fuerte. –prefieres escuchar
a otros que a tus amigos, los que te conocen y quieren lo mejor para ti. Pero fue
tu decisión, y abriste las puertas del infierno, cerrando las del cielo.
- ¡suéltame, suéltame!- mis palabras en contra a eso
serían insuficientes y estúpidas, no podía hacer nada contra su fuerza tanto
verbal como física.
- ¡TE ATIENES A LAS PUTAS CONSECUENCIAS!
- ¡DEJAME YA!
- ¿te digo algo más de mí?- negué. –odio a las personas
tan falsas como tú, que pretenden abrirle los brazos a alguien y cuando esa
persona confía en ti, usas la confianza como un arma para acuchillarla, ¡pero
eso no será igual conmigo, porque conseguí un arma más fuerte que la tuya!-
soltó mis manos con fuerza y me empujó hacia el rio, haciendo que tragara toda
el agua que cabía en mi boca.
Debajo del agua, mi corazón descoció las puntadas que él
me había ayudado a cocer. Estaba molesto y decepcionado, de mis estúpidos
sentimientos y de su puta hipocresía. Salí del agua, tomando aire a bocanadas; saqué mi celular de la bolsa
de mi pantalón, dispuesto a largarme de aquí lo antes posible.
Pero un dolor en mi cabeza empezó a agrandarse más, toqué
mi frente y vi mi mano, la cual estaba ensangrentada. Y mi mirada empezó a ser
borrosa, viendo todo ese paisaje doble y caí…
[…]
Al despertarme con la fuerte luz de la luna, yo ya no era
el mismo, me había convertido en la persona más llena de odio en el mundo. Mis lágrimas
cayeron de mis ojos, de enojo, decepción y tristeza; me sentía indefenso, como
un ángel sin alas viajando por el infierno, el infierno en el que yo mismo me
había metido, todo por caer en la belleza de un demonio vestido de ángel.
Y al darme cuenta que estaba solo, mi corazón dio golpes
fuertes en mi pecho, la única luz era la de la luna, que alumbraba el rio. Pero
estaba completamente solo, escuchando la brisa del aire en mi cara y el dolor
en mi cabeza. Solo… el miedo me consumió el cerebro, la psicosis empezaba a
encenderse en mi cerebro, proyectando en cada espacio una imagen aterradora.
- ¡AYUDENME!- mi mamá me había enseñado a que cuando me
perdiera, no debía moverme de lugar, pero ese monstruo se acercaba a mí, lo que
menos haría era quedarme a esperar como me hería. -¡por favor! ¡Estoy perdido!
Perdido… en el bosque, lleno de fantasmas y ruidos
horribles. Camine, intentando encontrar el lugar en donde habíamos estado
antes, pero era imposible, en la noche no lo podría encontrar.
- ¡por favor! ¡Ayúdenme, alguien que me ayude!- la piel
se me erizó, mi cabeza dolía y esos fantasmas no dejaban de gritar, moriría
aquí…
no mames NO PÍNCHES MAMES QUE MAMÓN ESO SE LLAMA SER MAMÓN POBRE DE MI BEBE!!!!!!!!!!!!!!!!! VOY A CHILLAR QUE MAMÓN!!! s-i-g-u-e-l-a CHICA SUPERPODEROSA!
ResponderEliminarJajaj ya seee !! Q pasado como se le ocurre hacerle eso a bill es un tontuelo muy lindo jajaj SIGUELA!!!! JAJA
ResponderEliminar