- Gustav Schäfer y Georg Listing, Andreas
Sprinheld y Jennifer Brions, Thomas Trümper y Bill Kaulitz, Derek Halminton y
Brian Owhel, Natasha Finnz y Alezandra Lauper….- solo había una cosa que decir:
¡¡MIERDA!!
Una vez más perdí mi paciencia, la mirada de Gustav y
Andy se detuvieron en mí, sonriendo ampliamente, como si aquello de estar con
la persona que me creía homosexual y aparte que gustaba de él, fuera lo que yo
siempre quise. La campana sonó y por primera vez, me apresure en salir de la universidad
pronto. Gustav me detuvo en los casilleros y después Andy se acercó a mí.
- ¿Qué es lo que te pasa, Bill?- pregunto el rubio.
- nada que, tengo que llegar a comer con mamá y Gordon
pronto.
- no, no nos referimos a eso. Desde que mencionaron
“Thomas Trümper y Bill Kaulitz” no has vuelto a hablar, ¿Qué te pasa?
- pasa que no quiero que sea mi pareja de exposición.
- ¿Por qué no?
- sí, habías dicho que era “interesante”.
- creo que ya no lo es. Es un engreído de mierda y no
quiero estar con él.
- pídele a la profesora un cambio.- negué.
- no, ¿saben? Mejor me conformo.
- bien, y podrías conocerlo más.- asentí.
- cierto. Eh bueno…yo me voy, adiós.
- cuídate amigo.
- y ustedes.- camine hacia la puerta, buscando mis llaves
del auto en mis bolcillos. –oh, mierda…- me acuclille en el suelo y abrí mi
mochila, comencé a sacar todo en busca de mis llaves. – ¿Dónde las pude haber
dejado? ¡Mierda!
- ¿buscas esto?- mi cuerpo tembló ante su voz. Subí
la mirada y ahí estaba él, mostrándome las llaves, jugando con el pequeño
llaverito en forma de una pequeña mano formando la seña de “rock”. Guarde mis
cosas en la mochila de nuevo y me levante del suelo.
- ¡me las sacaste!- grite. Él me miro incrédulo y bajo
la mano con mis llaves, alzó las cejas y jugueteó con su arete del labio.
- ¿Qué te las saqué? Ja, idiota.
- ¡devuélvemelas!
- deberías tener más cuidado con tus cosas. No me culpes
a mí, fuiste tú el idiota que las ha dejado caer, agradece que viera cuando lo
hicieron y te las devolví, que bien podría buscar tu auto y fugarme en el,
maricón.- baje la mirada avergonzado, pues tenía razón.
- gracias por devolverlas… ¿puedo compensarte?
- no, no puedes. Ahora me voy y…recuerda que nos tocó
juntos en el proyecto.- rodee los ojos.
- ya lo sé…
- ven a mi casa después de comer.-
- bien, ahí estaré…adiós…
- adiós.- caminamos juntos hasta llegar a la puerta y
ahí, tomamos distintos caminos.
Ese día en casa de Thomas, fue un día realmente
inolvidable, y no solo por las cosas buenas que pasaron, sino también por las
malas, porque nuevamente pude ver la parte en él que me hacía interesarme, pude
ver su lado bueno y no su lado egocéntrico ni “encantador”.
Flash back
Toqué el timbre, escuché algunos gritos dentro pero
después de solo unos minutos la puerta se abrió, dejándome ver a un hombre alto
y delgado, con los brazos y el pecho tan grandes y fuertes. Me miro de pies a
cabeza, yo sonreí, pero lo único que él hizo fue levantas las cejas.
- ¿Qué quieres?
- busco a Thomas.- comencé a ponerme nervioso.
- Thomas ahora no puede coger contigo, espera a un
compañero de su escuela, pero si tienes un buen dinero y le pagas por unas
largas y agradables horas, puede cancelar a su visita e ir contigo.- sonrió.
Mentiroso, mentiroso, mentiroso.
Fue lo primero que pensé de Thomas, pero al recapacitar y
pensarlo de nuevo, me sentí un poco mal, pues parecía ser que los rumores
eran ciertos y su papá estaba orgulloso de lo que le hacía a su humilde
hijo.
- eh…no…quiero decir, yo
soy su compañero, su visita, ¿puedo pasar?
- pasa, que tiene
cosas que hacer después de estar contigo.- asentí.
su casa era más horrible por dentro, estaba tan sucia y hasta desprendía un olor repugnante a comida
quemada. Había envolturas de chatarra por toda la casa y alguna ropa tirada por
toda la sala.
- sube, está en su
recamara.
- gracias.- sonreí. Subí las escaleras de madera y en el
pequeño piso de arriba, había tres puertas. Supe cual era la de Thomas,
pues en ella, había una grande y obscena fotografía de una mujer semidesnuda;
estaba acuclillada, era rubia y usaba
una pequeñísima ropa interior color rojo, con su largo y ondulado cabello
cubría sus senos desnudos, una de sus manos estaba en un muslo y la otra en sus
labios entreabiertos.
Toqué a la puerta y la música dentro de la habitación se
calló por completo. La puerta se abrió y Thomas estaba ahí, mirándome serio.
Abrió la puerta completamente.
- entra, niño.- asentí y entré, cerrando la puerta tras
de mí. Su recamara era un huevo, tan pequeña; una pequeña cama individual y aun
deshecha se encontraba a la esquina, bajo la ventana; una mesa de noche con una
lámpara blanca, empolvada estaba a su lado. Después una mesa con una computadora empolvada. Sobre la cama y el suelo había ropa tirada y alguna que otra
envoltura de comida. Su recamara desprendía un olor extraño, pero Thomas abrió
la ventana y dejo que el aire fresco entrara y el olor se marchara.
- eh, ¿empezamos el proyecto?- pregunte con nervios. Él
le bajó de nuevo el volumen a su música y me miro.
- mejor no lo hagamos.
- necesitamos hacerlo, Thomas, es la mitad de la calificación.
- pero eso a mí no me importa, aun así reprobaré la
materia.
- pues por eso debemos hacerlo. Vamos.- saqué mis libros
y comencé a hojearlo, hasta llegar a la pagina. – es esto.- le enseñé
- ¡THOMAS!- rodeo los ojos y sus piernas comenzaron a
moverse con ansiedad.
- ¡¿QUÉ QUIERES?!- gritó.
- ¡VEN ACÁ!- dejó salir aire tan fuerte que pude sentir
su respiración chocar en mi cara.
- ahora vengo…- salió de la habitación y cerró la
puerta. Dejé mi libro en el almohadón de Tom y tome su ropa; empecé a doblarla
y acomodarla sobre una esquina de su cama.
- Dios, que pantalones más grandes.- me levanté de la
cama y tome las cobijas para hacerla.
-¡oh…que asco…!- el olor venía de dentro de sus cobijas, en la cama; mire las
cobijas, buscando que era lo que hacía ese olor a mierda. En las sabanas
azul marino habían pequeñas manchitas blancas y rápidamente supe lo que
era…semen…era tan claro que eso era, yo era un hombre, y por ello sabía lo que
eran esas manchas. A pesar de saber que de ahí venía el olor y que era algo
“normal” el excitarse y terminar, tuve grandes arcadas, pues no era solo semen
viejo –de hace tal vez dos meses.- sino que también eran algunas manchas de
sangre sobre las cobijas blancas.
Y sabía que era sangre porque tengo un par de perritas en
mi casa, Lassie y Kira. Un día Kira tuvo
la menstruación sobre mi cama, y a pesar de ser pequeñas manchitas, olía
horrible. No entendía como Thomas podía dormir con ese olor todos los días.
¡Era asqueroso!
- listo, regresé.- me miro con sorpresa. -¡¿Qué mierda
haces?!- gritó.
- eh…yo…intentaba…intentaba recoger tu recamara…
- ¡¿para qué?! Yo no necesito que hagas eso, marica de mierda.
- ¿cómo mierda puedes dormir en esa cama? …¡apesta!
- ¡a ti no te importa eso! Mejor cállate y hagamos el
trabajo.
- ¿no te dan ganas
de vomitar al dormir? Podrías ser un poco limpio y no masturbarte sobre la cama
si no eres capaz de limpiar tu semen.
- ¡eso no es semen, imbécil!
- hay por favor, Thomas, con eso no me vas a poder engañar.-
bajo la mirada.
- hagamos el maldito trabajo de una vez, tengo cosas que
hacer.
[…]
Me di cuenta de que Tom era muy aplicado, tan listo; pero
nunca quería mostrarlo. Platicamos por un rato pero el trabajo estuvo
hecho por completo, nunca hice un trabajo así, y mucho menos con alguien como
Thomas, pero nos quedo realmente bien en mi gusto.
- nunca hice un trabajo.- dijo él.
- si quieres llegar a la carrera, supongo que debes
hacerlos.- el asintió. –y hablando de carreras, ¿Qué estudias?
- …nada… ¿y tú?
- diseñador de modas.- sonreí. -¿Por qué no estudias
nada?
- no puedo, tengo muchas cosas que hacer y no está en mis
planes estudiar.
- ¿y toda tu vida estarás sin hacer nada?
- así es.- sonrió.
- pero, ¿Por qué siempre estás en la universidad? Si no
estudias nada, deberías irte más temprano.
- hago tiempo, no quiero llegar a mi casa tan temprano.
- deberías salir, al menos a caminar por la calle.- el
sonrió. –o por otra parte, puedes estudiar.
- no, no soy muy bueno en hacer cosas.
- debes ser bueno en algo- mire a la cama y después,
sonriendo, lo mire a él. –Algo que no sea complacerte todas las tardes y
noches.- el rió.
- no puedo lavarlas, Derek solo lava sus cosas en la
lavadora, solo una vez a la semana puedo lavar mis prendas.
- ¿y porque no eliges lavar las cobijas, Thomas?
de verdad huele mal, no es para molestarte.
- ¿crees que no lo sé?- rodeo los ojos. – es parte
de algo que se llama: “esencia natural”- lo mire con un poco de repugnancia.
- ¿Qué?
- si…Derek dice que no las limpie, al menos después de
seis meses.
- ¿Por qué no
buscas un departamento? Un lugar donde puedas lavar tus prendas y cobijas
cuando quieras.- negó.
- estoy orillado a estar con Derek toda mi vida. Al menos
hasta que uno de los dos muera.- mi garganta comenzó a apretar.
- Thomas... cuando toqué a tu puerta, creo que tu padre
me confundió con una mujer.
- te lo dije, eso pareces.- negué.
- fuera de eso…el me dijo que tu no podías coger conmigo
ahora…pero que si tenía dinero para unas largas y agradables horas, cancelarías
a tu visita y te irías conmigo… ¿si te prostituyes, verdad?
- largo de mi casa… ¡vete!
- intento ayudarte, ¿Por qué no se lo has dicho a
alguien?
- ¡no lo hago, maldito maricón! Si eso es lo que buscas,
puedes ir a cogerte a quien quieras, pero yo no soy un marica y no te cogería
ni por todo el dinero del mundo.
- yo no soy marica y tampoco quiero que me veas como algo
más que un conocido, ¡no me importa! Solo quiero ayudarte, porque no es justo
lo que tu papá te hace hacer, ¡aparte no te da ni una moneda por lo que haces!
- ¡cierra la boca, yo no me prostituyo y mucho menos lo
haría porque Derek me lo dice!
- bien, entonces no lo haces.
- sí, mejor cierra esa gran boca que tienes.
- no, no voy a cerrarla.- lo mire, retándole. – le diré a
las autoridades lo que tu papá te hace, o lo que yo creo que tu papá te hace.
Solo para asegurarme de la verdad. Ahora me tengo que ir.- me levanté de la
cama y tomé el trabajo y mi mochila. Tomé la perilla de la puerta y la abrí con
delicadeza.
- no te atreverías, ¡no te atreverías a hacer semejante
estupidez!
- los maricones estúpidos como yo, hacemos esas cosas,
Thomas. Ahora me voy.- corrió hacia mí y me jalo los cabellos.
- ¡no, tú no te vas de aquí!
- ¡suéltame!- tomé su mano y encajé mis uñas, tratando de
soltara mi cabello. - ¡SUÉLTAME!
- ¡no, no te voy a soltar!- la puerta se
abrió. Thomas dejo de jalar mi cabello, pero no me soltó; en la puerta había una
mujer joven, un poco más grande que yo; su cabello estaba rizado hasta los
hombros, sus labios eran rojo manzana y su ropa era pequeña, dejando a la vista
su cuerpo bien formado.
- oh, creí que te habías desocupado.- dijo, tomando su cabello. Tome a Thomas por
sorpresa y me jalé, apartando su mano de mi cabello.
- ya, ya se ha desocupado.- dije molesto y lo mire. Ella
se acercó a Thomas y comenzó a besar su cuello mientras él tomaba su
pequeña cintura, con su mirada en la nada. – Yo me voy, Thomas…- camine hacia
la puerta, y escuché un pequeño gemido de la mujer.
- Bill…por favor, Bill, puedo explicártelo…ella es mi
novia, es mi novia…- negué y baje las
escaleras rápidamente.
Flash now
- Bill, ¿Qué tienes hoy?- pregunto Gustav, yo le mire
serio.
- no tengo nada, ¿Por qué la pregunta?- lamió sus labios.
- bueno, hoy no has hablado de Thomas, desde que pelearon
en los casilleros hace dos días.
- ya no quiero hablar con él ni de él. Es un mentiroso y cobarde.
- ¿por qué?- preguntó Andreas.
- no lo sé. ¿Recuerdan el trabajo que hicimos hace unas
semanas en equipo?
- sí, ¿Qué hay con eso?
- fue ahí cuando me di cuenta. Pero no le culpo.
- intenta hablar con él, Bill.- Andy asintió, concordando
con Gustav.
- sí, no nos gusta verte tan apagado.- sonreí.
- eso haré ahora.
- ¿ahora?- asentí.
- tenemos educación física, podré hablar con él.- sonreí.
- ahí estaremos por si necesitas ayuda, ¿está bien?
- sí, gracias, amigos.- camine hacia el campo de futbol,
donde Thomas estaba, rodeado de cuatro mujeres y sentado junto a Georg en el
pasto. Al mirarme, Tom rodeo sus ojos y se levantó.
NO MANCHES SIGUELA!
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