domingo, 6 de mayo de 2012

capitulo 3


- Gustav Schäfer y Georg Listing, Andreas Sprinheld y Jennifer Brions, Thomas Trümper y Bill Kaulitz, Derek Halminton y Brian Owhel, Natasha Finnz y Alezandra Lauper….- solo había una cosa que decir:

¡¡MIERDA!!

Una vez más perdí mi paciencia, la mirada de Gustav y Andy se detuvieron en mí, sonriendo ampliamente, como si aquello de estar con la persona que me creía homosexual y aparte que gustaba de él, fuera lo que yo siempre quise. La campana sonó y por primera vez, me apresure en salir de la universidad pronto. Gustav me detuvo en los casilleros y después Andy se acercó a mí.

- ¿Qué es lo que te pasa, Bill?- pregunto el rubio.

- nada que, tengo que llegar a comer con mamá y Gordon pronto.

- no, no nos referimos a eso. Desde que mencionaron “Thomas Trümper y Bill Kaulitz” no has vuelto a hablar, ¿Qué te pasa?

- pasa que no quiero que sea mi pareja de exposición.

- ¿Por qué no?

- sí, habías dicho que era “interesante”.

- creo que ya no lo es. Es un engreído de mierda y no quiero estar con él.

- pídele a la profesora un cambio.- negué.

- no, ¿saben? Mejor me conformo.

- bien, y podrías conocerlo más.- asentí.

- cierto. Eh bueno…yo me voy, adiós.

- cuídate amigo.

- y ustedes.- camine hacia la puerta, buscando mis llaves del auto en mis bolcillos. –oh, mierda…- me acuclille en el suelo y abrí mi mochila, comencé a sacar todo en busca de mis llaves. – ¿Dónde las pude haber dejado? ¡Mierda!

- ¿buscas esto?- mi cuerpo tembló ante su voz. Subí la mirada y ahí estaba él, mostrándome las llaves, jugando con el pequeño llaverito en forma de una pequeña mano formando la seña de “rock”. Guarde mis cosas en la mochila de nuevo y me levante del suelo.

- ¡me las sacaste!- grite. Él me miro incrédulo y bajo la mano con mis llaves, alzó las cejas y jugueteó con su arete del labio.

- ¿Qué te las saqué? Ja, idiota.

- ¡devuélvemelas!

- deberías tener más cuidado con tus cosas. No me culpes a mí, fuiste tú el idiota que las ha dejado caer, agradece que viera cuando lo hicieron y te las devolví, que bien podría buscar tu auto y fugarme en el, maricón.- baje la mirada avergonzado, pues tenía razón.

- gracias por devolverlas… ¿puedo compensarte?

- no, no puedes. Ahora me voy y…recuerda que nos tocó juntos en el proyecto.- rodee los ojos.

- ya lo sé…

- ven a mi casa después de comer.- 

- bien, ahí estaré…adiós…

- adiós.- caminamos juntos hasta llegar a la puerta y ahí, tomamos distintos caminos.

Ese día en casa de Thomas, fue un día realmente inolvidable, y no solo por las cosas buenas que pasaron, sino también por las malas, porque nuevamente pude ver la parte en él que me hacía interesarme, pude ver su lado bueno y no su lado egocéntrico ni “encantador”.

Flash back

Toqué el timbre, escuché algunos gritos dentro pero después de solo unos minutos la puerta se abrió, dejándome ver a un hombre alto y delgado, con los brazos y el pecho tan grandes y fuertes. Me miro de pies a cabeza, yo sonreí, pero lo único que él hizo fue levantas las cejas.

- ¿Qué quieres?

- busco a Thomas.- comencé a ponerme nervioso.

- Thomas ahora no puede coger contigo, espera a un compañero de su escuela, pero si tienes un buen dinero y le pagas por unas largas y agradables horas, puede cancelar a su visita e ir contigo.- sonrió. Mentiroso, mentiroso, mentiroso.

Fue lo primero que pensé de Thomas, pero al recapacitar y pensarlo de nuevo, me sentí un poco mal, pues parecía ser que los rumores eran ciertos y  su papá estaba orgulloso de lo que le hacía a su humilde hijo.

- eh…no…quiero decir, yo soy su compañero, su visita, ¿puedo pasar?

- pasa, que tiene cosas que hacer después de estar contigo.- asentí.

su casa era más horrible por dentro, estaba tan sucia y hasta desprendía un olor repugnante a comida quemada. Había envolturas de chatarra por toda la casa y alguna ropa tirada por toda la sala.

- sube, está en su recamara.    

- gracias.- sonreí. Subí las escaleras de madera y en el pequeño piso de arriba, había tres puertas. Supe cual era la de Thomas, pues en ella, había una grande y obscena fotografía de una mujer semidesnuda; estaba acuclillada,  era rubia y usaba una pequeñísima ropa interior color rojo, con su largo y ondulado cabello cubría sus senos desnudos, una de sus manos estaba en un muslo y la otra en sus labios entreabiertos.

Toqué a la puerta y la música dentro de la habitación se calló por completo. La puerta se abrió y Thomas estaba ahí, mirándome serio. Abrió la puerta completamente.

- entra, niño.- asentí y entré, cerrando la puerta tras de mí. Su recamara era un huevo, tan pequeña; una pequeña cama individual y aun deshecha se encontraba a la esquina, bajo la ventana; una mesa de noche con una lámpara blanca, empolvada estaba a su lado. Después una mesa con una computadora empolvada. Sobre la cama y el suelo había ropa tirada y alguna que otra envoltura de comida. Su recamara desprendía un olor extraño, pero Thomas abrió la ventana y dejo que el aire fresco entrara y el olor se marchara.

- eh, ¿empezamos el proyecto?- pregunte con nervios. Él le bajó de nuevo el volumen a su música y me miro.

- mejor no lo hagamos.

- necesitamos hacerlo, Thomas, es  la mitad de la calificación.

- pero eso a mí no me importa, aun así reprobaré la materia.

- pues por eso debemos hacerlo. Vamos.- saqué mis libros y comencé a hojearlo, hasta llegar a la pagina. – es esto.- le enseñé

- ¡THOMAS!- rodeo los ojos y sus piernas comenzaron a moverse con ansiedad.

- ¡¿QUÉ QUIERES?!- gritó.

- ¡VEN ACÁ!- dejó salir aire tan fuerte que pude sentir su respiración chocar en mi cara.

- ahora vengo…- salió de la habitación y cerró la puerta. Dejé mi libro en el almohadón de Tom y tome su ropa; empecé a doblarla y acomodarla sobre una esquina de su cama.

- Dios, que pantalones más grandes.- me levanté de la cama  y tome las cobijas para hacerla. -¡oh…que asco…!- el olor venía de dentro de sus cobijas, en la cama; mire las cobijas, buscando que era lo que hacía ese olor a mierda. En las sabanas azul marino habían pequeñas manchitas blancas y rápidamente supe lo que era…semen…era tan claro que eso era, yo era un hombre, y por ello sabía lo que eran esas manchas. A pesar de saber que de ahí venía el olor y que era algo “normal” el excitarse y terminar, tuve grandes arcadas, pues no era solo semen viejo –de hace tal vez dos meses.- sino que también eran algunas manchas de sangre sobre las cobijas blancas.

Y sabía que era sangre porque tengo un par de perritas en mi casa, Lassie y Kira. Un día Kira tuvo la menstruación sobre mi cama, y a pesar de ser pequeñas manchitas, olía horrible. No entendía como Thomas podía dormir con ese olor todos los días. ¡Era asqueroso!

- listo, regresé.- me miro con sorpresa. -¡¿Qué mierda haces?!- gritó.

- eh…yo…intentaba…intentaba recoger tu recamara…

- ¡¿para qué?! Yo no necesito que hagas eso, marica de mierda.

- ¿cómo mierda puedes dormir en esa cama? …¡apesta!

- ¡a ti no te importa eso! Mejor cállate y hagamos el trabajo.

-  ¿no te dan ganas de vomitar al dormir? Podrías ser un poco limpio y no masturbarte sobre la cama si no eres capaz de limpiar tu semen.

- ¡eso no es semen, imbécil!

- hay por favor, Thomas, con eso no me vas a poder engañar.- bajo la mirada.

- hagamos el maldito trabajo de una vez, tengo cosas que hacer.

[…]

Me di cuenta de que Tom era muy aplicado, tan listo; pero nunca quería mostrarlo. Platicamos por un rato pero el trabajo estuvo hecho por completo, nunca hice un trabajo así, y mucho menos con alguien como Thomas, pero nos quedo realmente bien en mi gusto.

-  nunca hice un trabajo.- dijo él.

- si quieres llegar a la carrera, supongo que debes hacerlos.- el asintió. –y hablando de carreras, ¿Qué estudias?

- …nada… ¿y tú?

- diseñador de modas.- sonreí. -¿Por qué no estudias nada?

- no puedo, tengo muchas cosas que hacer y no está en mis planes estudiar.

- ¿y toda tu vida estarás sin hacer nada?

- así es.- sonrió.

- pero, ¿Por qué siempre estás en la universidad? Si no estudias nada, deberías irte más temprano.

- hago tiempo, no quiero llegar a mi casa tan temprano.

- deberías salir, al menos a caminar por la calle.- el sonrió. –o por otra parte, puedes estudiar.

- no, no soy muy bueno en hacer cosas.

- debes ser bueno en algo- mire a la cama y después, sonriendo, lo mire a él. –Algo que no sea complacerte todas las tardes y noches.- el rió.

- no puedo lavarlas, Derek solo lava sus cosas en la lavadora, solo una vez a la semana puedo lavar mis prendas.

- ¿y porque no eliges lavar las cobijas, Thomas? de verdad huele mal, no es para molestarte.

- ¿crees que no lo sé?- rodeo los ojos. – es parte de algo que se llama: “esencia natural”- lo mire con un poco de repugnancia.

- ¿Qué?

- si…Derek dice que no las limpie, al menos después de seis meses.

- ¿Por qué no buscas un departamento? Un lugar donde puedas lavar tus prendas y cobijas cuando quieras.- negó.

- estoy orillado a estar con Derek toda mi vida. Al menos hasta que uno de los dos muera.- mi garganta comenzó a apretar.

- Thomas... cuando toqué a tu puerta, creo que tu padre me confundió con una mujer.

- te lo dije, eso pareces.- negué.

- fuera de eso…el me dijo que tu no podías coger conmigo ahora…pero que si tenía dinero para unas largas y agradables horas, cancelarías a tu visita y te irías conmigo… ¿si te prostituyes, verdad?

- largo de mi casa… ¡vete!

- intento ayudarte, ¿Por qué no se lo has dicho a alguien?

- ¡no lo hago, maldito maricón! Si eso es lo que buscas, puedes ir a cogerte a quien quieras, pero yo no soy un marica y no te cogería ni por todo el dinero del mundo.

- yo no soy marica y tampoco quiero que me veas como algo más que un conocido, ¡no me importa! Solo quiero ayudarte, porque no es justo lo que tu papá te hace hacer, ¡aparte no te da ni una moneda por lo que haces!

- ¡cierra la boca, yo no me prostituyo y mucho menos lo haría porque Derek me lo dice!

- bien, entonces no lo haces.

- sí, mejor cierra esa gran boca que tienes.

- no, no voy a cerrarla.- lo mire, retándole. – le diré a las autoridades lo que tu papá te hace, o lo que yo creo que tu papá te hace. Solo para asegurarme de la verdad. Ahora me tengo que ir.- me levanté de la cama y tomé el trabajo y mi mochila. Tomé la perilla de la puerta y la abrí con delicadeza.

- no te atreverías, ¡no te atreverías a hacer semejante estupidez!

- los maricones estúpidos como yo, hacemos esas cosas, Thomas. Ahora me voy.- corrió hacia mí y me jalo los cabellos.

- ¡no, tú no te vas de aquí!

- ¡suéltame!- tomé su mano y encajé mis uñas, tratando de soltara mi cabello. - ¡SUÉLTAME!

- ¡no, no te voy a soltar!- la puerta se abrió. Thomas dejo de jalar mi cabello, pero no me soltó; en la puerta había una mujer joven, un poco más grande que yo; su cabello estaba rizado hasta los hombros, sus labios eran rojo manzana y su ropa era pequeña, dejando a la vista su cuerpo bien formado.

- oh, creí que te habías desocupado.-  dijo, tomando su cabello. Tome a Thomas por sorpresa y me jalé, apartando su mano de mi cabello.

- ya, ya se ha desocupado.- dije molesto y lo mire. Ella se acercó a Thomas y comenzó a besar su cuello mientras él tomaba su pequeña cintura, con su mirada en la nada. – Yo me voy, Thomas…- camine hacia la puerta, y escuché un pequeño gemido de la mujer.

- Bill…por favor, Bill, puedo explicártelo…ella es mi novia, es  mi novia…- negué y baje las escaleras rápidamente.

Flash now

- Bill, ¿Qué tienes hoy?- pregunto Gustav, yo le mire serio.

- no tengo nada, ¿Por qué la pregunta?- lamió sus labios.

- bueno, hoy no has hablado de Thomas, desde que pelearon en los casilleros hace dos días.

- ya no quiero hablar con él ni de él. Es un mentiroso y cobarde.

- ¿por qué?- preguntó Andreas.

- no lo sé. ¿Recuerdan el trabajo que hicimos hace unas semanas en equipo?

- sí, ¿Qué hay con eso?

- fue ahí cuando me di cuenta. Pero no le culpo.

- intenta hablar con él, Bill.- Andy asintió, concordando con Gustav.

- sí, no nos gusta verte tan apagado.- sonreí.

-  eso haré ahora.

- ¿ahora?- asentí.

- tenemos educación física, podré hablar con él.- sonreí.

- ahí estaremos por si necesitas ayuda, ¿está bien?

- sí, gracias, amigos.- camine hacia el campo de futbol, donde Thomas estaba, rodeado de cuatro mujeres y sentado junto a Georg en el pasto. Al mirarme, Tom rodeo sus ojos y se levantó.

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