martes, 22 de mayo de 2012

capitulo 12


Después de unas semanas con el mismo comportamiento, los amigos de Bill y yo nos decidimos a ir a visitarlo a su casa. Empezaba a asustarme su forma de actuar, y decir lo que Andreas sentía era casi imposible de describir. Se veía preocupado, con ganas de llorar y su único consuelo era ese de lentes, porque yo no le haría sentirse mejor de ninguna forma.

Al llegar a su casa, su mamá nos abrió casi al segundo de haber tocado a la puerta. Su cara me causo algo extraño, ella lloraba y su cara estaba pálida, Andreas se acercó a ella.

- ¿Le pasa algo a Bill?- ella asintió.

- No ha querido salir de su habitación por dos días, no ha comido nada, me preocupa que se enferme.- tal vez quiso decir, “Me preocupa que se enferme más.” Andreas le dio un abrazo que ella contesto y cuando se separaron ella sonrió.

- ¿podemos ir a verlo?- ella asintió.

- le haría bien platicar con sus amigos.

- gracias.- sonrió. Subimos a su recamara, hace tanto tiempo que no venía aquí y me sentía extraño. La habitación estaba cerrada, pero no tenía seguro. Creo que la mamá de Bill era un poco torpe.

- está abierto.- dijo el de lentes, yo lo mire con asco y negué.

- pues entonces entremos.- dije molesto y me metí al cuarto, con la mirada busqué a Bill. No estaba bajo las cobijas, ni tampoco bajo la cama o dentro del armario; una fuerte sorbida de nariz me hizo voltear tras de mí.

- ¡Bill!- gritó Andreas, acercándose al baño.

- yo lo intente…te prometo que lo intente…- dijo, sin prestarnos atención, hablando seguramente con ese William que cada día me hinchaba los huevos cada vez más. La parte baja de sus antebrazos estaba en su pecho, y sus manos en su cara, susurrando hacia una persona desconocida para nosotros, pero para él, demasiado conocida. Sus pómulos estaban succionados y debajo de todo ese maquillaje corrido habían unas ojeras grandes-

- ¿qué tienes, amigo?- dijo Andreas, acuclillándose a su lado. La cara de Bill se puso a la altura de la de Andreas y de pronto sus sollozos se callaron y sus ojos penetraron los del otro. – Bill, ¿por qué lloras?

- y-yo lo intenté…

- ¿intentaste qué?- se acerco el de lentes, pero la mirada del loco se cayó al suelo. Me mantuve de pie en la puerta, sin acercarme a ellos, pues dentro de mí crecía un sentimiento de indiferencia; al final yo no era su amigo y ahora mucho menos lo era.
Las lágrimas en sus ojos empezaron a brotar de nuevo, pero esta vez, sin mirar a ninguno de los dos. El de lentes quito sus delgados brazos de su pecho, al momento su cara se puso pálida y Bill empezó a sollozar fuertemente; sus brazos estaban cortados, llenos de sangre por completo. Andreas apresó sus muñecas con fuerza, viendo todas esas heridas; yo solo lo mire con miedo, de verdad se estaba volviendo un loco. Su amigo negó ante la imagen de esos brazos masacrados, y con sus pulgares quitó las lágrimas que tenía en la cara, haciendo que quedara rastro de su maquillaje en ella; después le dio un abrazo fuerte.

- Bill, ¿por qué lo hiciste?

- ¡porque él no se va! ¡No me deja solo! ¡El me dijo que lo hiciera!

- ¡¿él quién, bill?! ¡NO HAY NADIE!

- ¡si hay! ¡ES ÉL! ¡William!- apunto con miedo hacia el tocador. Yo voltee, parecía que enserio lo veía. Andreas se levantó del suelo y camino hacia los cajones dentro del baño, sacando todo como si fuera su propia casa. Regreso al suelo y saco algodón y  alcohol para limpiar sus brazos.

- préstame tus brazos, Bill.- dijo, con nervios, pero Bill negó.

- no.

- por favor, es para ayudarte.

- ¡que no!- enojado camine hacia él y jalé sus brazos con fuerza mirando a Andreas para que lo limpiara. Y eso hizo, puso el algodón y Bill empezó a gemir adolorido y se revolvía en mis brazos. - ¡DEJENMÉ!

- ya termino, espera.- puso una venda en cada uno de sus antebrazos y me miro, señalando que había terminado, y lo dejé caer hacia a tras, sin sostenerlo.
Bill se levantó del suelo y se sentó en su cama, abrazando sus rodillas. Su cuerpo empezaba a temblar y sus lágrimas cayeron una vez más.

- mierda, ¡deja de llorar!- grité. Él me miro con miedo.

- Thomas,- dijo Andreas, yo lo miré. –Gustav y yo tenemos que irnos, ¿puedes quedarte con él?- negué, levantándome de la cama.

- ¡¿están locos?! ¡NO ME QUEDARÉ CON ÉL PARA QUE INTENTE MATARME DE NUEVO!

- por favor, Thomas. Su mamá está abajo, puedes gritarle si intenta hacerte algo, ¿sí?- mi celular vibró, lo tomé y vi que era un mensaje de Derek, tenía una cita en unos minutos, entonces rápidamente guardé mi celular y los miré.

- bien, bien, ¡me quedo! ¡Pero no le digan a nadie donde estoy!- los dos se miraron confundidos sin contestarme. -¡PROMETANLO!

- está bien, no le diremos a nadie, adiós y gracias.- sonrieron. Me senté en la cama y suspire.

- ahora que puedo yo hacer con este loco.

- n-no estoy loco…- mire a mis espaldas, el seguía mirándome con nerviosismo.

- ¿Qué no estás? mierda, Bill, trataste de matarme.

- y tu también…

- pff, jamás te amenacé con una navaja.- sus ojos no se quitaban de encima de mí. 
-¡deja de mirarme así!- bajo la mirada.

- m-me lo dijo William, Thomas… yo no quise…

- ¡¿QUIÉN ESE PUTO WILLIAM?!

- ¡es él!...- apuntó. -¡¿por qué nadie puede verlo?!

- porque estás loco, ¡no veo nada allí!

- es el monstruo… nunca me dejaba dormir por las noches, se paraba frente a mi cama, y no dejaba de observarme…y

- tenía una risa macabra… hablaba lentamente, su voz era ronca…

- ¡¿tú también lo vez?!- una sensación de nervios me recorrió la cabeza, lo recordé todo por un momento, como si me trasladara hacia mi infancia, pero no podía recordar nada más.

- no, yo ya no lo veo.

- pero, ¿lo veías antes?- asentí.

- mierda, Bill… ¿cómo lo conoces tú?

- siempre venía… pero ahora regreso… yo ya no quiero verlo…- empezó a llorar.

- estás loco, ¡me estás engañando!- grité enojado.

- ¡no te engaño! ¡En serio lo veo!

- no puede ser… ¡eres un loco de mierda, no te creo nada!

- en serio, Niklaus…- lo miré con asco.

- ¡NO VUELVAS A LLAMARME ASÍ!

- ¡es tu nombre! ¡TU Y YO SOMOS HERMANOS!

- ¡no somos hermanos, ESTAS LOCO, NIÑO!

- ¡si no me crees, te haré daño!

- ¡¿Qué te pasa?! De pronto te vuelves una persona extraña ¡ESTAS ENDEMONIADO!

- ¡voy a hacerte sufrir hasta que aceptes la verdad!

- ¡no aceptaré nada de lo que tú dices, MENTIROSO!- se levantó de la cama y entre buscó en sus cajones, hasta sacar un sobre rosa, y me lo aventó en la cara. -¡NO VUELVAS A HACER ESO!

- ¡LEELO, NIKLAUS, LEELO!

- ¡DEJA DE LLAMARME ASÍ!

- ¡QUE LO LEAS!- abrí el sobre y saqué unos papeles, empecé a leerlos, definitivamente había un bebé llamado Niklaus Kaulitz. - ¿lo ves? ¡LO VEZ, ERES MI HERMANO!

- TU Y YO NO SOMOS HERMANOS, ¿Y TE DIGO PORQUÉ?- él se quedó en silencio, esperando que hablara. –porque yo soy adoptado, imbécil, me adoptaron en Hamburgo, ¡LEJOS DE AQUÍ!

- ¡no, no es cierto!- sollozó. -¡somos hermanos, somos hermanos!

- ¡no es verdad, déjate de estupideces!

-  ¡QUE NO!- deshizo su cama y aventó su almohada, tomando un cuchillo que extrañamente estaba bajo la almohada.

- ¿¡que mierda haces durmiendo con un chuchillo ahí!?- dije, asustado.

- ¡es para matarte a ti y a todos!

- ¡estás loco!

- ¡NO ES CIERTO!- me jaló las rastas, haciendo que me recostara en la cama, comencé a patalear, alejando su mano que estaba en mi cuello, cortándome la respiración. Levantó su otra mano con el cuchillo en mano y sonrió.

- ¡BILL!- volteo, y tiro el cuchillo de repente, dejándome en libertad. Había otra mujer a un lado de su mamá, que miraba a Bill con miedo, retrocediendo. –por favor, no te vayas.- dijo ella, pero la otra mujer salió corriendo de ahí. Su mamá miro a Bill con enfado y lo cogió del cuello, haciendo lo mismo que Bill había hecho conmigo, pero sin hacerle daño. -¡estoy harta de ti y tus comportamientos, Bill! ¡¿Qué no ves que estás mal?!

- ¡suéltame, idiota!

- no me hables así, ¡me preocupas, Bill! ¡¿Por qué te comportas así?! Has ahuyentado a tres visitas por lo mismo.- el comenzó a respirar agitado.

- ¡déjame!

- ¡¿Qué es lo que esperas ganar portándote así!? ¡Deja de intentar impresionar a Thomas! ¡Acabarás matándolo!

- ¡es Niklaus, no Thomas! ¡Él es mi hermano!- ella me miro, enojada.

- déjate de tonterías, Bill, ¡¿QUIERES IR A UN MANICOMIO?! ¡¿QUIERES?!

- no…

- ¡entonces deja de portarte así! ¡Te estás volviendo loco!- con sus largas uñas, Bill arañó la cara de su mamá. -¡NO VUELVAS A HACERLO!

- ¡suéltame!- le dio un manotazo en la cara, con el cual Bill se retorció y enfadó más. Su mamá bajo de encima de él y me miro, sonriendo.

- ¿quieres quedarte a comer, Thomas?- miré la hora y asentí.

- está bien, gracias.- sonreí.

- bien, ¿puedes salir de la habitación?- asentí y eso hice. Ella se metió de nuevo y tomo el cuchillo y cerró la puerta. Los gritos de Bill empezaron a crecer y algunos gruñidos salían de sus labios, maldiciendo a su mamá.

[…]

- yo ya no se qué hacer con él.

- ¿usted le había dicho sobre su hermano?- negó.

- no, se dio cuenta por sí solo, intentó matarme cuando se enteró.

- ¿qué le pasó a su hijo?- ella pareció incomodarse y sus ojos se llenaron de lágrimas, pero lo había dicho ya, y no me conmovía verla así, entonces solo espere impaciente por la respuesta.

- …lo secuestraron…

2 comentarios: