Después de unas semanas con el mismo comportamiento, los
amigos de Bill y yo nos decidimos a ir a visitarlo a su casa. Empezaba a
asustarme su forma de actuar, y decir lo que Andreas sentía era casi imposible
de describir. Se veía preocupado, con ganas de llorar y su único consuelo era
ese de lentes, porque yo no le haría sentirse mejor de ninguna forma.
Al llegar a su casa, su mamá nos abrió casi al segundo de
haber tocado a la puerta. Su cara me causo algo extraño, ella lloraba y su cara
estaba pálida, Andreas se acercó a ella.
- ¿Le pasa algo a Bill?- ella asintió.
- No ha querido salir de su habitación por dos días, no
ha comido nada, me preocupa que se enferme.- tal vez quiso decir, “Me preocupa
que se enferme más.” Andreas le dio un abrazo que ella contesto y cuando se
separaron ella sonrió.
- ¿podemos ir a verlo?- ella asintió.
- le haría bien platicar con sus amigos.
- gracias.- sonrió. Subimos a su recamara, hace tanto
tiempo que no venía aquí y me sentía extraño. La habitación estaba cerrada,
pero no tenía seguro. Creo que la mamá de Bill era un poco torpe.
- está abierto.- dijo el de lentes, yo lo mire con asco y
negué.
- pues entonces entremos.- dije molesto y me metí al
cuarto, con la mirada busqué a Bill. No estaba bajo las cobijas, ni tampoco bajo
la cama o dentro del armario; una fuerte sorbida de nariz me hizo voltear tras
de mí.
- ¡Bill!- gritó Andreas, acercándose al baño.
- yo lo intente…te prometo que lo intente…- dijo, sin
prestarnos atención, hablando seguramente con ese William que cada día me
hinchaba los huevos cada vez más. La parte baja de sus antebrazos estaba en su
pecho, y sus manos en su cara, susurrando hacia una persona desconocida para
nosotros, pero para él, demasiado conocida. Sus pómulos estaban succionados y
debajo de todo ese maquillaje corrido habían unas ojeras grandes-
- ¿qué tienes, amigo?- dijo Andreas, acuclillándose a su
lado. La cara de Bill se puso a la altura de la de Andreas y de pronto sus
sollozos se callaron y sus ojos penetraron los del otro. – Bill, ¿por qué
lloras?
- y-yo lo intenté…
- ¿intentaste qué?- se acerco el de lentes, pero la
mirada del loco se cayó al suelo. Me mantuve de pie en la puerta, sin acercarme
a ellos, pues dentro de mí crecía un sentimiento de indiferencia; al final yo
no era su amigo y ahora mucho menos lo era.
Las lágrimas en sus ojos empezaron a brotar de nuevo,
pero esta vez, sin mirar a ninguno de los dos. El de lentes quito sus delgados
brazos de su pecho, al momento su cara se puso pálida y Bill empezó a sollozar
fuertemente; sus brazos estaban cortados, llenos de sangre por completo.
Andreas apresó sus muñecas con fuerza, viendo todas esas heridas; yo solo lo
mire con miedo, de verdad se estaba volviendo un loco. Su amigo negó ante la
imagen de esos brazos masacrados, y con sus pulgares quitó las lágrimas que
tenía en la cara, haciendo que quedara rastro de su maquillaje en ella; después
le dio un abrazo fuerte.
- Bill, ¿por qué lo hiciste?
- ¡porque él no se va! ¡No me deja solo! ¡El me dijo que
lo hiciera!
- ¡¿él quién, bill?! ¡NO HAY NADIE!
- ¡si hay! ¡ES ÉL! ¡William!- apunto con miedo hacia el
tocador. Yo voltee, parecía que enserio lo veía. Andreas se levantó del suelo y
camino hacia los cajones dentro del baño, sacando todo como si fuera su propia
casa. Regreso al suelo y saco algodón y
alcohol para limpiar sus brazos.
- préstame tus brazos, Bill.- dijo, con nervios, pero
Bill negó.
- no.
- por favor, es para ayudarte.
- ¡que no!- enojado camine hacia él y jalé sus brazos con
fuerza mirando a Andreas para que lo limpiara. Y eso hizo, puso el algodón y
Bill empezó a gemir adolorido y se revolvía en mis brazos. - ¡DEJENMÉ!
- ya termino, espera.- puso una venda en cada uno de sus
antebrazos y me miro, señalando que había terminado, y lo dejé caer hacia a
tras, sin sostenerlo.
Bill se levantó del suelo y se sentó en su cama,
abrazando sus rodillas. Su cuerpo empezaba a temblar y sus lágrimas cayeron una
vez más.
- mierda, ¡deja de llorar!- grité. Él me miro con miedo.
- Thomas,- dijo Andreas, yo lo miré. –Gustav y yo tenemos
que irnos, ¿puedes quedarte con él?- negué, levantándome de la cama.
- ¡¿están locos?! ¡NO ME QUEDARÉ CON ÉL PARA QUE INTENTE
MATARME DE NUEVO!
- por favor, Thomas. Su mamá está abajo, puedes gritarle
si intenta hacerte algo, ¿sí?- mi celular vibró, lo tomé y vi que era un
mensaje de Derek, tenía una cita en unos minutos, entonces rápidamente guardé
mi celular y los miré.
- bien, bien, ¡me quedo! ¡Pero no le digan a nadie donde
estoy!- los dos se miraron confundidos sin contestarme. -¡PROMETANLO!
- está bien, no le diremos a nadie, adiós y gracias.-
sonrieron. Me senté en la cama y suspire.
- ahora que puedo yo hacer con este loco.
- n-no estoy loco…- mire a mis espaldas, el seguía mirándome
con nerviosismo.
- ¿Qué no estás? mierda, Bill, trataste de matarme.
- y tu también…
- pff, jamás te amenacé con una navaja.- sus ojos no se
quitaban de encima de mí.
-¡deja de mirarme así!- bajo la mirada.
- m-me lo dijo William, Thomas… yo no quise…
- ¡¿QUIÉN ESE PUTO WILLIAM?!
- ¡es él!...- apuntó. -¡¿por qué nadie puede verlo?!
- porque estás loco, ¡no veo nada allí!
- es el monstruo… nunca me dejaba dormir por las noches,
se paraba frente a mi cama, y no dejaba de observarme…y
- tenía una risa macabra… hablaba lentamente, su voz era
ronca…
- ¡¿tú también lo vez?!- una sensación de nervios me recorrió
la cabeza, lo recordé todo por un momento, como si me trasladara hacia mi
infancia, pero no podía recordar nada más.
- no, yo ya no lo veo.
- pero, ¿lo veías antes?- asentí.
- mierda, Bill… ¿cómo lo conoces tú?
- siempre venía… pero ahora regreso… yo ya no quiero
verlo…- empezó a llorar.
- estás loco, ¡me estás engañando!- grité enojado.
- ¡no te engaño! ¡En serio lo veo!
- no puede ser… ¡eres un loco de mierda, no te creo nada!
- en serio, Niklaus…- lo miré con asco.
- ¡NO VUELVAS A LLAMARME ASÍ!
- ¡es tu nombre! ¡TU Y YO SOMOS HERMANOS!
- ¡no somos hermanos, ESTAS LOCO, NIÑO!
- ¡si no me crees, te haré daño!
- ¡¿Qué te pasa?! De pronto te vuelves una persona
extraña ¡ESTAS ENDEMONIADO!
- ¡voy a hacerte sufrir hasta que aceptes la verdad!
- ¡no aceptaré nada de lo que tú dices, MENTIROSO!- se
levantó de la cama y entre buscó en sus cajones, hasta sacar un sobre rosa, y
me lo aventó en la cara. -¡NO VUELVAS A HACER ESO!
- ¡LEELO, NIKLAUS, LEELO!
- ¡DEJA DE LLAMARME ASÍ!
- ¡QUE LO LEAS!- abrí el sobre y saqué unos papeles,
empecé a leerlos, definitivamente había un bebé llamado Niklaus Kaulitz. - ¿lo ves?
¡LO VEZ, ERES MI HERMANO!
- TU Y YO NO SOMOS HERMANOS, ¿Y TE DIGO PORQUÉ?- él se
quedó en silencio, esperando que hablara. –porque yo soy adoptado, imbécil, me
adoptaron en Hamburgo, ¡LEJOS DE AQUÍ!
- ¡no, no es cierto!- sollozó. -¡somos hermanos, somos
hermanos!
- ¡no es verdad, déjate de estupideces!
- ¡QUE NO!-
deshizo su cama y aventó su almohada, tomando un cuchillo que extrañamente
estaba bajo la almohada.
- ¿¡que mierda haces durmiendo con un chuchillo ahí!?-
dije, asustado.
- ¡es para matarte a ti y a todos!
- ¡estás loco!
- ¡NO ES CIERTO!- me jaló las rastas, haciendo que me
recostara en la cama, comencé a patalear, alejando su mano que estaba en mi
cuello, cortándome la respiración. Levantó su otra mano con el cuchillo en mano
y sonrió.
- ¡BILL!- volteo, y tiro el cuchillo de repente, dejándome
en libertad. Había otra mujer a un lado de su mamá, que miraba a Bill con
miedo, retrocediendo. –por favor, no te vayas.- dijo ella, pero la otra mujer
salió corriendo de ahí. Su mamá miro a Bill con enfado y lo cogió del cuello,
haciendo lo mismo que Bill había hecho conmigo, pero sin hacerle daño. -¡estoy
harta de ti y tus comportamientos, Bill! ¡¿Qué no ves que estás mal?!
- ¡suéltame, idiota!
- no me hables así, ¡me preocupas, Bill! ¡¿Por qué te
comportas así?! Has ahuyentado a tres visitas por lo mismo.- el comenzó a
respirar agitado.
- ¡déjame!
- ¡¿Qué es lo que esperas ganar portándote así!? ¡Deja de
intentar impresionar a Thomas! ¡Acabarás matándolo!
- ¡es Niklaus, no Thomas! ¡Él es mi hermano!- ella me
miro, enojada.
- déjate de tonterías, Bill, ¡¿QUIERES IR A UN
MANICOMIO?! ¡¿QUIERES?!
- no…
- ¡entonces deja de portarte así! ¡Te estás volviendo
loco!- con sus largas uñas, Bill arañó la cara de su mamá. -¡NO VUELVAS A
HACERLO!
- ¡suéltame!- le dio un manotazo en la cara, con el cual
Bill se retorció y enfadó más. Su mamá bajo de encima de él y me miro,
sonriendo.
- ¿quieres quedarte a comer, Thomas?- miré la hora y
asentí.
- está bien, gracias.- sonreí.
- bien, ¿puedes salir de la habitación?- asentí y eso
hice. Ella se metió de nuevo y tomo el cuchillo y cerró la puerta. Los gritos
de Bill empezaron a crecer y algunos gruñidos salían de sus labios, maldiciendo
a su mamá.
[…]
- yo ya no se qué hacer con él.
- ¿usted le había dicho sobre su hermano?- negó.
- no, se dio cuenta por sí solo, intentó matarme cuando
se enteró.
- ¿qué le pasó a su hijo?- ella pareció incomodarse y sus
ojos se llenaron de lágrimas, pero lo había dicho ya, y no me conmovía verla
así, entonces solo espere impaciente por la respuesta.
- …lo secuestraron…
POBRE BILL ES UN BEBE CON EXORCISMO HAHAHAHAHHA
ResponderEliminarjajaj pobresitoo de thomass!! casi me lo matan!! jjaj
ResponderEliminar