Hoy era una actividad “divertida”, era algo en equipos de
cuatro y como siempre, fui el último en ser elegido, y fui escogido por él… ese idiota, ¡lo peor
es que me escogió por falta de alguien en su maldito equipo!
Era algo así como un “rally”. La verdad es que no puse
mucha atención en las indicaciones de los encargados, estaba pensando en que
había sido un completo imbécil. Yo tenía las llaves de mi auto y habría podido
regresar cuando yo más quise y en el momento en que se me antojara.
- vamos, Bill ¡nos van a ganar!- Thomas me agarró del
brazo y me llevo casi arrastrando tras él. Le pegue un manotazo en su brazo que
hizo que me soltara.
- ¡déjame en paz, puedo caminar yo solo!- se puso serio,
deteniendo el rápido paso que llevaba, dejándonos a los dos atrás de nuestros
compañeros. Negó y salió corriendo, eso hice yo también.
Uno de nuestros compañeros gritó, levantando un papel
color azul.
- ¡ya encontré una!- Thomas se apresuró y le arrebató el papel, leyendo con rapidez.
Tal vez yo era un completo amargado que no le veía la
diversión a este estúpido juego o tal vez no se la encontraba porque estando
solo nada es divertido. Caminaba lentamente atrás de ellos, mirando como
sonreían… la verdad solo miraba como Thomas sonreía, después de todo, era él
quien me importaba, no los demás. Mi corazón empezó a acelerarse cuando lo vi
acercándose a mí con rapidez y con una
mala cara.
- ¡¿Qué mierda te está pasando estos días!?- rodeo mis
muñecas con sus grandes manos; y ahí me di cuenta que la fricción rasposa que
tuve la primera vez que lo vi, esa que me hizo soltar mis libros con rapidez,
habían sido sus manos. Empecé a ponerme nervioso.
- no…me pasa nada…
- creí que íbamos a divertirnos, pero veo que solo me
estás echando a perder todo.
- yo también creí que sería divertido, que íbamos a estar
los dos juntos ¡pero me has dejado solo siempre!
- ¡no tengo que estar contigo siempre!
- ese es el problema ¡no estás nunca conmigo! ¿Para qué
mierda me invitabas si ibas a dejarme como un perro callejero?
- no eres mi hermanita menor a la cual tengo que cuidar
siempre, no eres mi mejor amigo para estar contigo, no eres nadie para que yo
esté contigo, ¡si no te gusta aquí puedes irte a tu casa!
- ¡con razón Georg dijo que no podría venir contigo, de seguro
lo dejaste solo también! ¡Maldito inconsciente! ¡Hasta tu mejor amigo tiene que
mentirte para no quedarse solo!
- cállate.- apretó más mis muñecas.
- ¡suéltame, me lastimas!
- eres una puta niña sensible.
- ¡no me llames así!
- ¡¿cómo más te puedo llamar!?
- ¡BILL, IDIOTA! ¡ME LLAMO BILL!
- ¿a quién le importa?
- ¡suéltame ya!
- ¡no, no voy a soltarte!
- ¡SUELTAME YA, ME ESTÁS LASTIMANDO, IDIOTA!
- ¡te dije que no iba a soltarte!
- ¡POR FAVOR, DÉJAME, ME DUELE DE VERDAD! ¡¡SUELTAME!!-
dos de los encargados llegaron con nosotros.
- ¿qué está pasando aquí?
- ¡me está lastimando!
- ¡no es verdad!- me soltó.
- ¡mira como me dejaste, HIJO DE PUTA!
- hey, cálmate, niño.
- ¡ustedes tampoco me llamen niño!- grité.
- ¿Qué es lo que les pasa a ustedes dos?- dijo un
encargado con voz firme y al parecer molesta.
- ¡que esta niña maricona no nos quiere ayudar! ¡De seguro
ya perdimos y todo por su culpa!
- ¡no es verdad! ¡Pasa que ese prostituto me lastimó y me
deja solo siempre!
- ¡cállense y dejen de decirse groserías o serán
castigados!
- ¡no podrían castigarme con esta prostituta!
- ¡¿prostituta yo, Thomas?! ¡¿EN SERIO!?
- imbécil…- dijo bajando la mirada.
- los dos están castigados, ¡váyanse al área de
castigos!- ¿área de castigos? Jaja.
- no, ¡yo me voy a ir a mi casa!- empujé a Thomas para
pasar y regresar a la casa de campaña en donde
yo me quedaba a dormir. Thomas se acercó a mí jalándome del brazo con
fuerza. - ¡déjame!
- ¿por qué te vas?- lo mire con enojo y negué sin
contestarle. Me moví bruscamente y me zafé de su asqueroso brazo. -¡te estoy
hablando!
- ¡ya lo sé!
- ¡pues contéstame!
- no.
- ¿en serio?- lo ignoré por completo, caminando lejos de
él. Escuché sus pasos apresurados hacia mí y lo último que vi fue mi cara llena
de lodo y escuché sus carcajadas.
- ¡ERES UN HIJO DE PUTA!
- hay, no vayas a llorar, bebé… o no, creo que es muy
tarde.
- ¡no estoy llorando!- mentí. Claro que lo hacía, pero lo
hacía por coraje.
- ven, ven pequeño mariconcito.- sonrió y se acercó a mí
abriendo sus brazos, como si fuera a abrazarme.
- ¡ALEJATE DE Mí!- corrí hacia la casa de campaña, agarré
mi ropa y salí de ahí.
- ¿en serio te vas?- lo ignoré de nuevo. Subí por esa
pequeña montaña, en donde mi carro esperaba impaciente por irse de este
asqueroso lugar.
[…]
Llegué a mi carro y lo abrí, metiendo mi ropa con enojo,
azotando la puerta. Pero al darle la vuelta al carro para subir, su rasposa y
tibia mano agarro de nuevo mi brazo.
- ¡DEJA DE HACERLO! ¡ME LASTIMAS!
- Bill, por favor no te vayas.
- ¿Qué?- dije en tono de burla. –mejor suéltame ya.
- por favor, Bill, quédate conmigo.
- ¡¿contigo!? Si me quedo, ¡ME QUEDO YO SOLO!
- no te quedarás solo, estaremos juntos, ¿sí?
- ¡no!
- por favor.
- ¡NO, YA DEJAME!
- no quiero que te vayas.- empecé a reír.
- ¡eres idiota o que! ¿No quieres que me vaya? Pff, que
eso te lo crea un imbécil ¡yo no soy uno!
- ¿Por qué te vas?- dijo, ignorándome.
- ¡por tu puta culpa! ¡Para la próxima invita a alguien a
quien no le importe estar solo!
- perdóname, Bill, te prometo que no lo vuelvo a hacer,
pero no te vayas.
No sabía qué era lo que me hacía, no tenía ni puta idea de
cómo era capaz de hacer que mi cerebro me transformara en una persona distinta,
como si en sus ojos tuviera poderes y me convenciera con esa mirada tan tierna
que tenía cuando me miraba, y esa sonrisa que me contagiaba las ganas de
sonreír, era ese Thomas del que mi interés se había enamorado y había tenido
ganas de saber más de él, sin tomar en cuenta que quizá saber más de él era tan
malo, porque sabía de sus vicios, y las cosas a las que era sometido gracias a
la falta del dinero.
Pero aun así, a mi cerebro le importaba una semilla lo
que pasara o dejara de pasar conmigo y se interesaba en lo que pasara y dejara
de pasar con Thomas, como si de pronto se convirtiera en mi alma gemela y
supiera lo que siente y lo que está a punto de hacer.
- ¿en serio?- asintió.
- de verdad. No te volveré a dejar solo, pero no te vayas.-
sonreí.
- está bien, me quedo contigo.
- gracias, tonto.- me dio un abrazo, haciendo que mi
cuerpo temblara de emoción y… miedo.
Y claro, una vez más fui sometido a sus “encantos”, a esa
personalidad que me llenaba de interés, a ese carácter tan tierno que tenía…
una vez más, fui “hechizado” por Thomas.
HDP! COMO LE HACES PARA ESCRIBIR ASÍ PASA EL TIP ;D siguela
ResponderEliminarjajajaj!!! esta muy buennaaa!!!siguelaaa!!
ResponderEliminar