Prólogo

Él es Thomas Trümper. Por su físico, podría parecer la persona más ruda. Usa su cabello rubio en largas rastas, tiene unas pestañas tan largas y hermosas, que le van perfectamente a sus ojos avellanados. Su ropa es realmente holgada, prohíbe que se mire su cuerpo bronceado y fuerte.

Va solo por la vida, con un solo amigo, llamado Georg. Thomas es la clase de hombre que todas las mujeres quieren, siempre están tras él y parece que a Thomas le agrada eso. He escuchado compañeras hablando de él como si fuera un famoso, como si fuera parte de una banda muy exitosa, como si no fuera una persona normal; ellas dicen que adoran su perforación en su labio inferior, dicen que lo hace verse extremadamente sexy.

Pero yo no me hubiera fijado en Thomas de no ser por su mirada triste. Tal vez solo sea yo quien mira esos ojos tan apagados, esa sonrisa tan falsa y esas mentiras que salen de sus labios para aparentar ser la persona que todos creen que él en verdad es. Al parecer, he sido la primer persona que ha tenido el maravilloso placer de mirarlo llorar, todos dicen que él es muy fuerte, que a pesar de cualquier muerte de un familiar, de su mascota o algún suceso que pudiera realmente marcar la vida de una persona “normal”, el jamás lloraría.

Pero yo lo he visto llorar, a ese Thomas tan fuerte e insensible.

Nunca he hablado con él, pero he reprobado algunas materias con tan solo mirarlo, cada día es una nueva experiencia con él. Mis amigos se alejaron un poco de mí por mis extraños comportamientos hacia Thomas; siempre, en los descansos me escondo cerca de él y miro cada cosa que hace, como si pronto se volviera mi ejemplo a seguir.

Puedo recordar un día, el día en que pudimos mantener nuestras miradas por más de un minuto, sin parpadear, sin hablar. Hasta que él, por primera vez, dirigió una palabras hacia mí. Pude sentir una descarga en mi cuerpo, haciéndome temblar. Había algo en él, algo que me atraía, y no sabía que era...